lunes, 12 de febrero de 2018

Poema

HONOR Y GLORIA

Raíces del maternal arte
se cosecha con longeva fe,
me basta con observarte
y hacerte mi mayor obra: mi mujer.
Cuerdas atadas a Marte,
o "amarte" con las palabras del ayer,
el que te conquistó al enamorarme
de los ancestros que viajaban a tu merced.
Quizá suerte impertinente el velarte,
hacerte la viuda de lo que no se ve,
cubrirte con la saliva del aire,
mecerte en los brazos de mi poder.
Vestida de Eva sin desnudarte,
cubierta con una sola capa de piel,
embadurnada por mis manos al acariciarte,
dormida ante los gemidos del placer.
Arrullada y complacida tras desearte,
con la sonrisa de Venus en tu arder,
das a luz a las estrellas, dulce madre,
en este oscuro mundo donde nadie ve.
El sol descansa en tu baluarte,
querido cielo, infierno para comer,
Dios ha bebido del Grial, tu sangre,
la que viertes siempre en mi ser.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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