domingo, 26 de febrero de 2023

El Renacimiento estadounidense

      El Renacimiento estadounidense vino dado por el siglo xix hasta el xx, época marcada por grandes cambios a nivel cultural, político, económico y comercial. Fue captado por las herencias griegas, la democracia romana y la autodeterminación de un país que pisaba el Humanismo con grandes esperanzas. Esta era estaba marcada por la firma de la Declaración de la Independencia de los EEUU y la entrada en la I Guerra Mundial.

      Estados Unidos repasará su mundo con una ausencia cultural. Sin embargo, la modernidad dotó a este país de grandes avances, riesgos y poder. La tecnología fue una de las explicaciones propias para su época con la que alargar su modernismo hacia fronteras donde no era conocido. Llamó la atención con su Puente de Brooklyn (Nueva York) y los cables de acero que colgaban de él en un nimio balancín. En contra, el clasicismo académico lo llevó a cabo en las casas de la Prairie School, que le supuso un gran movimiento en la arquitectura.

      Una nueva etapa dorada nacía en EEUU. Los cambios políticos se añadían a estos movimientos culturales que se extendían por todo el país en pos de la renovación y la importancia de vivir aquí. Era el llamado Nuevo Imperialismo, políticas adoptadas por las colonias antiguas con el objetivo de exportar su cultura y arte.

      La nueva Biblioteca del Congreso destaca por unos murales donde Edwin Blashfield plasmó el tema principal de este siglo americano, denominado: El Progreso de la civilización. Las esculturas propias de un país que resucitó de entre los muertos, así lo nombra el 16º presidente de los EEUU, Abraham Lincoln, monumento dedicado en uno de los extremos horizontales del National Mall, conmemorativo a dicho personaje famoso e importante para resaltar sus gestas y legado.

      Sin embargo, realmente este renacimiento no surgió sino hasta la llegada de Cristóbal Colón a América (12 de octubre de 1492 d.C.), cuando fue la conquista realizada y se empezó a construir este imperio del Nuevo Mundo. A rastras se cargaba con el Renacimiento Europeo, el cual estableció su colonia en estas tierras desconocidas. Entonces, el Renacimiento americano no existía, hasta que no entró bien tarde en su siglo. Las mezclas, por aquellos días, del Barroco, el gótico o el neoclasicismo fue el potaje perfecto para su destacado desarrollo posteriormente.

      América no existía como tal, como se había dicho antes, sino España pisando tierra nueva. La cultura española, por ende, fue la que estableció primera base en este reino sin rey. Por lo que el Renacimiento americano es en gran parte digno de España y sus descendientes europeos. Las ideas renacentistas surgieron, luego, gracias a las políticas de Derechos Humanos, aunque no fue con Lincoln cuando realmente se llevaron a cabo con puño y fuerza para liberar la esclavitud.

      Destacar este Renacimiento es destacar otra vez la vida de la Edad Antigua. Las potencias mecenas de los griegos y romanos fueron los que más llamaron la atención en América. La cultura, las artes, la economía, la política, la religión… Todo fue un constante cambio para todos los americanos. Las matemáticas, las ciencias y las artes, así como la nueva filosofía, fueron los temas a tratar más importantes en este siglo de oro americano.

      Las monarquías autoritarias dedicaron un gran mecenazgo para esto. Se potenciaba la economía nueva en este continente, por lo que los reyes tenían el poder total. Una de las destacadas obras fue El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, famoso también por su frase: “El Fin justifica los medios”. Luego, el capitalismo y las burguesías realzaban más competencias en este “protomundo”. Ganar riqueza con la innovación de la época resaltaba en la cultura con rangos mayores que la humildad social. El dinero fue una obra importante que brilló, por desgracia, por encima de otras que valían más sol que luna.

      En literatura, las cartas de Pedro de Valdivia al Rey Carlos v fueron un arte consagrado como digno para esta tierra, donde se expresaba la belleza de su clima y vida.

      Algunos de los autores destacados del Renacimiento americano fueron: Garcilaso de la Vega, Juan Boscán, Juan Luís de León o el gran Miguel de Cervantes, con su magna y prolífica obra: El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha.

 

© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.



jueves, 23 de febrero de 2023

Pisa

Pisa


Pisa en mi cuerpo, camino tejido entre tus dedos.

Pisa fuerte. Soy tu huella, tus piernas, aleteos de tu falda,

la estrella del cielo que te falta por contemplar…

Pisa, mi vida, pisa todos mis besos.

Quiero oler todo aquello que has cansado tan lejos,

envidio esa vida entre trigales… Pisaste débil,

entre lágrimas, de vez en cuando,

pisaste tus propias mareas, de ojos secos.

Písame. Pisa mi mano, pisa mis sueños,

sé el aroma de la lluvia cuando deja nuestra tierra;

pisa ese rastro, ese nimio encuentro

entre agua, tímido sol y fuertes vientos.

Pisa roca. Pisa y pisa mis recelos;

pisa todas mis miradas,

aquellas que te ven mujer y objeto;

pisa esta bestia mía, pisa este de la leche de tus senos.

Písame. Pisa mi boca, pisa mis desvelos,

pisa todas las fantasías de esta mente,

amansa esta tierra con tus pasos.

Pisa mi alma, amor, para que te lleve a todos los cielos.


© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España. 

domingo, 19 de febrero de 2023

El Renacimiento inglés

El Renacimiento inglés abarca el período del siglo XV hasta inicios del XVII. La afluencia del Renacimiento italiano, que ocupó toda Europa, fue un modelo a seguir por este país. Tierra de renovación, experimentaba con las nuevas artes propuestas por esta época. Se da estrictamente en el año 1485 d.C. con el fin de la Guerra de las Dos Rosas, que da lugar a la dinastía Tudor, aunque su mayor apogeo se visualiza durante la era isabelina.

Las artes de esta era en Inglaterra se vieron expandidas no solamente por las pinturas, sino por la música y la literatura. La propia lengua del país fue sustituyendo poco a poco el latín y otras, dando como resultado la oficialidad en sus textos. Mientras la imprenta tomaba bases fuertes, el idioma se conocía cada vez más por otros lares de tierras lejanas.

La poesía y el teatro dieron como resultado el favoritismo inglés por conocer estos temas. La influencia del autor Edmund Spenser, con su obra The Faerie Queene, tuvo como deferencia un inglés cercano casi a todo el mundo. Pero quien mejor definió esta época, se podría decir, fue William Shakespeare, herencia posterior para generaciones futuras.

Una de las afectaciones para este período fue el motivo de los descubrimientos y la Reforma anglicana, los cuales tacharon algunas de las obras de artistas como momentos oscuros, tales como naufragios y batallas navales. En cambio, el teatro era bien distinto. Se situaba en el mejor marco de toda Inglaterra con actuaciones tan extravagantes y alegres que a todo el mundo le gustaba. Solían ser tanto públicas como personales, para la gente en general como para nobles en privado. William Shakespeare fue la cima de estas características gozosas del Renacimiento inglés. Dado esto, igualmente figuró como maestro para muchos alumnos posteriores a él hasta a su muerte como a su legado, siendo las obras italianas una muestra de su inspiración continuada.

La reina Isabel fue un icono de esta época, un elemento de comercio para dar a conocer lo que se “cocía” en Inglaterra hacia el exterior, y que causaba tamaña atención. Había escrito poesía y la encasillaban en el Humanismo renacentista, con una educación pertinaz.

Durante los avances académicos, nuevas escuelas se crearon para realzar la gramática inglesa como la innovación de esta era, logrando así formar a nuevos literatos. La Edad Media quedaba atrás y pronto se veían cambios radicales en algunos aspectos, sobre todo en la gente, en su costumbre, en su forma de andar, en sus relaciones y en cómo contemplaban el mundo del arte renacentista. Destacó Tomás Moro como un intelectual de la época, entre otros.

Las aplicaciones científicas generaban una satisfacción elocuente hacia una era cercana al Barroco. Book of Common Prayer y sus actualizaciones posteriores llegó a ser uno de los libros religiosos con notoriedades inglesas destacables, reflejando así la metodología inglesa como una de las mejores lenguas de Europa de este siglo.

Sin embargo, la pintura tardó un poco más en adaptarse a estos cambios tan drásticos del Renacimiento. Solamente artistas Tudor eran lo más conocido por entonces, sin embargo, extranjeros, aunque con paso a dar con otros locales del propio idioma. Una obra conocida de esta categoría y siglo es el Retrato de hombre con gorro negro, de John Bettes el Viejo (1545). No obstante, y a todo esto, el retrato en miniatura sí que supuso una de las ideas más características para sacar a relucir todo el talento inglés o parte de él, aunque no se extendió por el resto del mundo hasta bien entrada la siguiente era. Los retratos manuales en joyerías era lo más destacado, aunque exigido por maestros de fuera de estos lares. Las claridades en los textos era uno de los aspectos que destellaban en esta literatura moderna. Su mano llegaba de los flamencos, que hasta el siguiente período no se vio sustituida por artistas ingleses de nacimiento.

La religión ya no cobraba tanta importancia, sino el retrato de personajes. La Reforma anglicana había desterrado la oscuridad medieval para dar paso a estos “gigantes” del Renacimiento.

La escultura, ligada mucho a la pintura, fue introducida por Pierro Torrigiano, quien acudió a Inglaterra por el rey Enrique VII, y autor de su sepulcro, aparte de otros importantes, en la Abadía Westminster. Aún con el gótico pisando fuerte, no obstante, los monasterios tomaban rasgos menores con respecto a los motivos renacentistas que se aplicaban dedicados al florecimiento. El Renacimiento nórdico también tomó protagonismo, siendo compañero del inglés con escultores dedicados a decorar por orden de los reyes.

La música cobró la importancia gutural, más que llamativa, aunque predominaran todavía las gargantas eclesiásticas, nacían ya autores como Thomas Morley o John Dowland.

En cuanto a arquitectura, la firma de los Tudor quedaba grabada como el denominado tardogótico, género aplicado a ese gótico que no abandonaba fácilmente la faz de estas tierras. Su innovación vino por los norteños que por los italianos. Eran grandes casas para los nobles de la época y contaban algunas con cristaleras, en vez de muros cerrados o huecos abiertos que actuaban a modo de tragaluces. Sin embargo, el estilo medieval figuraba como un estándar de esta época, y las casas más pequeñas eran todavía el hogar del pasado. Los monumentos funerarios se hacían de esta manera.

El arte renacentista inglés fue uno de los mejores del Renacimiento y dio como resultado a autores que dejarían su legado marcado por toda la inmortalidad.


© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.



jueves, 16 de febrero de 2023

San Amor

San Amor


El amor condiciona cualquiera realidad,

dicen los rumores del tremebundo callejón,

en las calles de Andrómeda, mi habitación,

aquellas personas que eluden la sobriedad.

Dicen del amor, ay, feto de la felicidad,

no hay casamiento sin una sencilla razón:

el beso pesa más que la lujuriosa pasión,

exime del anillo, iglesia; esos, casad.

¡Viva el amor! Gen de la gran sabiduría,

fetiche de la mortandad, de cinturón frágil,

imperio de humildes, de única corona.

¡Mírate desnudo! Sé el Adán que comía

de la manzana su amada, serpiente ágil,

vive en ella, mujer que todo lo perdona.

© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.

jueves, 9 de febrero de 2023

Eterna juventud


Solo sé fuerte por toda adversidad, 
no hay mal que por bien no venga, 
suelen decir esa calma para el pobre, 
y para el coloso, una simple banalidad.
¿Por qué la vida está llena de crueldad?
Tal vez porque así la hicieron
aquellos que dicen son de las constelaciones, 
esos que vemos de noche, entre amor y soledad. 
Cuándo será mi estampa el final, 
si nunca fui joven,
no hubo infancia en mis pies, 
mañana seré un ancestro, sin la ansiada felicidad.

© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

domingo, 5 de febrero de 2023

El arte del Renacimiento IV - Alemania

El arte alemán renacentista gira entorno al siglo xv en adelante. No fue muy definido como algo innovador, sino que trató de mejorar aquellas áreas en las que podía equipararse a sus compatriotas, artistas de otros países con los que poder competir. Fue una motivación de la Reforma protestante el iniciar un proyecto de estas alturas con signos tanto clásicos como pinceladas modernistas.

Uno de los destacados artistas del Renacimiento alemán fue la famosa figura de Alberto Durero, cuya trayectoria en este período lo llevaron por los fenómenos naturales. Una de sus obras fue La liebre, detallado dibujo con el estilo animal que le merece su perfección. Esta clase de artes ayudaba al Humanismo como una de las bases poderosas de esta época, así como ser parte de una modernidad impuesta tan temprano. Su trabajo maravilló a mucha Europa y recalcó que lo medieval era una mano par con la del Renacimiento. Este artista fue signo de mucha envidia al igual que modelo a seguir por tantos ejemplares maestros que pusieron sus ojos en él. De esta manera, se creó una nueva influencia para la época. Durero, además, inculcó el denominado idealismo de raigambre italiana.

Pero no por ser único no había más artistas. Lucas Cranach El Viejo, quien procedía de la Reforma protestante, era un pintor consagrado y considerado por antonomasia; o Hans Holbein El Joven, quien tuvo su obra radicada en Inglaterra, pero no por ello dejaba de ser arte alemán.

En este tipo de categoría artística se denotaba también el patetismo alemán con expresiones que parecían sacadas fuera de este mundo. Un autor destacado de este elemento fue Grünewald, por su obra Retablo de Isenheim, que retrataba una crucifixión con luces donde las heridas eran lo más llamativo.

Sin embargo, las líneas y las larguras de algunas pinturas, como la Ninfa de la fuente, obra de Lucas Cranach, no eran los típicos modelos a seguir por los de Italia, sino más bien ligados al gótico oscuro. El erotismo no era el diligente al de excitar, sino al de ver, mostrar y capacitar un arte digno de la excelsitud alemana.

El modelismo de la escultura todavía continuaba arraigado al gótico. Sin embargo, y por muchos años hasta próximo siglo, el arte renacentista se hacía hueco fuertemente. Destacaba en esta especialidad Peter Vischer, autor de las Tumbas imperiales de Innsbruck y de la Tumba de San Sebaldo de Núremberg. No obstante, el flamenco era una grandiosa forma de trabajar también estilos nuevos, técnicas de esculpir y formas más naturales.

La arquitectura cobraba la idea de ser primogénita por la Capilla Fugger en la Iglesia de Santa Ana, de la misma familia Fugger. El proyecto se centraba en caracterizar al mecenazgo reinal con el que rendir cuentas de la importancia de sus estructuras, imponentes edificios de los que resaltar su imperio. El prestigio era una idea, pero llevarlo a cabo, era poder. De forma que, gracias a esto, se expandió el castillo de Heidelberg. No obstante, el gótico seguiría siendo un baluarte casi imbatible para muchas gentes.

Las fusiones de estilos entre gótico y renacentismo alemán eran de tal calibre que no se lograba una visión lógica. De esta manera, surgieron artistas que destacaron por todos lados. El realismo y gran detalle de algunas obras procuraban afamar al público con maravillas sacadas de la nada.

 

© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.




jueves, 2 de febrero de 2023

Cargas

Cargas


¿En qué Dios ha errado?

No entiendo cómo estos seres

son seguidores del Demonio,

placen de mal, gozan con el daño.

¿Qué ocurrió en nuestro pasado?

Es igual a un maldito virus

del que uno no se puede curar;

camina entre nosotros, como el venado.

Así se jacta: pega, insulta, causa ruidos… es malo, 

destruye con su mirada, acusa, 

maltrata y humilla a quien le juzgue;

es así la infinita mayoría del ser humano. 


© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.

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