martes, 30 de enero de 2018

Poema

MIS RECETAS SECRETAS DE AMOR

Quiero ser una barra de pan,
rebañar nuestros poemas
mojados en salsa de amor
y vino de seda.
Quiero ser tocino en orégano,
derretirme en tu boca de agua fresca
mientras te sirvo más ingredientes cárnicos
como un buen cordero empapado en su cerveza.
Deseo ser jamón ibérico,
o una chuleta,
un triplete de pan con cebolla
y enrollarme en tu lengua.
Que saborees mis aromas,
mis porciones tiernas,
mi amiga por nombre de Virgen
que por desayunos firma en sus galletas.
No pienses que seré un cerdo
de pesos de ochenta,
harto de jabugo
y al horno de las viejas.
Pero sí seré tímido,
aunque con zanahoria inquieta
rozando el mimo
de un conejo a la putanesca.
Sueño ser una tortilla española
para nuestras fiestas,
codiciemos su secreto,
¡que todo el mundo nos vea!
Anhelo darte de comer,
hacerme tu arepa
con carne mechada
y queso fundido de oveja.
Seré tu hombre y mujer
postrado en tarrinas de manteca,
devorarás mis labios,
me harás el amor con boca de almendras.
¿Te gustan los melocotones?
Serán nuestra siguiente obra maestra
con fragancia a nata montada
y champagne de curvas francesas.
Te cocino en nuestro aceite,
perfumes de sudadas hierbas,
aliento de aguacate
y sabor a millones de caricias caseras.
Quiero ser un arrumaco en tu cuerpo,
o ese mismo abrazo que dan las lentejas,
chorizo al buen remojo
y papas de nuestra tierra.
Un pastel será lo siguiente
con delicias de yema,
pupilas al tanto
del erótico dilema.
Mis manos serán torrijas
con sirope de fresa,
artistas de tu cutis
bañándolo con miel de abeja.
A continuación, la especialidad:
una gama alta de ingesta
de nutrientes y vitaminas
en toda su lasciva naturaleza.
El local se nos llenará
de comida a la japonesa,
clientes hambrientos
y jugos de belladona sedienta.
A veces nos mancharemos
con el amor de la ropa vieja,
ese potaje tan consistente
que te hará estallar la cabeza.
¡Boom!, ese sonido es el orgasmo
del chocolate a la tailandesa,
con sésamo, abracadabra
y placer a fruta perfecta.
La magia viene luego
con danza del vientre encima de la mesa,
gozando del resto de condimentos
atestados de besos y fervientes especias.
Nos reinan los banquetes
como los de la soberana de Inglaterra,
ansiosos de morder
la lujuria hecha crema.
El final, una lluvia espolvoreada,
un dulce de moldeadas caderas,
circuitos de vainilla y coco;
el Éxtasis de Dios y su Iglesia.
Después un buen café
con grano de cacao de América;
cuidado, está caliente
como la pasión del huerto de las sirvientas.
Oh, la hora del descanso,
con la tripa llena,
o tal vez no,
quedan las sensuales cerezas.
Una para todos vosotros,
otra para mi alma gemela,
una más nos dirá “te amo”,
y otra para nuestra vida eterna.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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