No hago más que soñar letras de amor,
en cada rama, en cada árbol, en cada mesa,
y si luego las escribo con primor
con la mirada de un delincuente que le pesa
tanto oro en los bolsillos, a tal traidor
que le robó el corazón a una doncella, a esa,
esa que para ella dedico una flor,
cien besos, mil poesías, la leyenda que te besa
en los estrechos mundos del dolor,
y así caigo demente en tu boca, presa
de la pasión, vivo de felicidad, ¡Señor!,
y digo adiós al mundo, no me interesa,
para dejarme en ti, tú mi reina, y yo gobernador.
© 2019 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.