martes, 12 de noviembre de 2019

Columnas de Hércules

Espacio y tiempo se unen a nuestro beso, 
las estrellas, testigos del milagro, 
se llenan de orgullo al contemplar
lo que fuimos, somos y seremos. 
Este atuendo que es nuestro abrazo perfecto, 
esculturas que dan fe de ser reinas del cosmos,
o como un equipo de fútbol, rugby,
balonmano o uno de baloncesto. 
Una unión excepcional, desbaratada de todo elemento, 
dos titanes que sostienen la Tierra
y lo que no es de ella,
así somos tú y yo: la perla del cuello.
Ni Morfeo nos dormirá o el Hades vestido de muerto
serían capaces de destruir nuestro bastión,
consejo de reyes, dios de dioses…
Así es lo que nos une como digno trono en su templo. 
Ni la cadena tan apretada y llena de fuego
es tan sabia y separe lo inseparable, 
junte los desvelos, trozos de papel
o lágrimas por el nuevo deseo. 
Esa pasión por cubrir nuestros cuerpos
con el calor del otro, ríos que emanan
de la montaña más alta del mundo,
y no el Everest, sino las que siempre miran al cielo. 
Pirámides que esconden tantos secretos…
¿y el nuestro?, dentro de cada una
un mensaje indescifrable, una runa carcomida
o somos el Arca dentro de su propio misterio. 
Atemporales, imperiosos, mágicos a descuento, 
ni el rayo más conspirativo de las nubes
nos podría separar de nuestra congelación, 
fijos por siempre, ancestros del futuro, eternos. 

© 2019 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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