viernes, 30 de abril de 2021

Sírvase quien pueda

Nunca habrás saboreado la exquisitez

hasta que la pruebas en la tabla de un emperador,

donde el manjar es el olor;

la comida: la mujer. 

Un gran desconocido es

el primero en festejar: el amor,

que altivo y lleno de honor, 

bendice el himno de la desnudez.

Todos allí cantan a la vez, 

y luego, chasquidos y sabor, 

conejo y cual ratón

al queso van, a por él. 

Cuando tanta delicia se ve

el resto es trabajo de la pasión, 

acaba por desvestirse la razón…

Ahora canta el coro de las diez. 

No es perdida la tajante fe

si se ama el bombón, 

el tejido del turrón,

chocolate por cabello, labios de miel. 

Nunca sabrás de la exquisitez

si no has tenido el valor

de haber bebido del corazón

del banquete de una mujer. 


© 2021 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España. 

Me gusta

Compartir