Pienso en la hierba como tantos dedos
fueron a buscar mi cabello,
densa manta de joven saber,
viejas canas en pos del conocimiento.
Rompiste ese muro de antaños cimientos,
ese del siglo del Barroco;
te abrí mi mano como abre un pájaro
las alas para alzar cantos en vez de vuelos.
Mi sonrisa, un espécimen en ruegos,
era en mi rostro un ser de otro libro,
un personaje no escrito, sin autor,
con un amor más poderoso que el fuego.
De Oscuridad a Luz hay un milenio;
tú lo hiciste con una sola suma
al mirarme como la unidad de tu ser,
el resultado exacto del Tiempo.
Y hasta que tuve tu vida en mi seno,
el viento se hizo rumor de alguien:
“te fuiste sin avisar",
un silencio antiguo en mi cuaderno.
© 2021 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.