Por las altiplanicies de tu cuerpo,
yo vigía, tú la herencia del paisaje,
el espejo de mis ojos,
joya intocable del universo.
Visera mi mano, defectos,
contemplo montañas y llanas,
todas perfectas como en cada esquina
un tesoro, olor y deseo.
Caigo en cascada, me reflejo
en los lagos de mi hogar,
esos que adornan tu rostro,
los que me escriben con negro.
Vaivén la flor jugosa del recreo,
como a la miel va la abeja,
la bestia va a la caza,
yo voy a tu cielo.
© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.