sábado, 6 de octubre de 2018

Destintado

La noche se hace papiro
en los eternos sueños de mis manos,
entre los dedos con los que te amo,
por los orígenes de estas orillas de mi suspiro.
Tinta, ella escribe cuando te miro
en el espejo del blanco durmiente,
ahí él, esperando que mis palabras
rebusquen la musa de la que me inspiro.
Tú, escriba femenina que tanto admiro,
haz que el sol reluzca por los bordes
de esta saga que sobreexcede lo imposible,
lo mágico, lo llano y todo lo que respiro.
Mis velas se tornan en un vampiro,
me chupan el sueño para poder dedicarte
tantas palabras como el Libro de Dios tiene,
tantas como el cielo azul zafiro.
Mi almohada, ahora mesa de mi ancestral retiro,
en ella soporto el peso de mi intelecto,
de mi filosofía, ciencia, matemáticas,
ética y pobres letras de gran poeta al que aspiro.
Pero en todas estas noches que deliro,
por cada una a la mente me llegas,
me vienes hasta vestida de primera humana,
por tu amor, con el que siempre conspiro.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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