Dignatario de tu espuma,
almendrado en tu ser,
originario de tu lecho,
amante de tu poder.
Yazco tendido en tu poro,
rezumo la sed de la sed,
la codicia de tenerlo todo
en tus labios, a tu merced.
Las raíces de esta tierra
puestas en tu piel,
piernas que me entregas,
esclavo luego a tus pies.
Como una soberana, diosa,
cambio climático en tu tez,
te sonrojas, te ruborizas,
y de pronto, el paraíso ves.
Hoy te deseo, mañana,
no sé lo que haré,
pero el beso que nos espera,
será más apoteósico que ayer.
Uno de gozosa joya,
hacia la boca que me dejo caer,
y la obra maestra se hizo en ti:
la Última Cena, Da Vinci del placer.
© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.