sábado, 16 de junio de 2018

Nuestro símbolo

Más sagrada que lo sin nombre,
inmaculada siempre te debo,
como hoja que mira a quien le encuaderna.
Cuando decides que tu cuerpo
me bese antes que tu alma,
nuestro amor forma una simbiosis interna.
Tus dedos desgarran mi corazón
como arañas mi piel,
dejando la huella de quien me gobierna.
Aprietas los labios,
masticas todos mis poemas
cuando te los susurro de pierna a pierna.
De un mundo a otro
ya no existe el espacio-tiempo:
te entrego a Dios en una sonrisa tierna.
Día a día hay batalla en mi origen,
¿cómo desposarte conmigo cada mañana?,
ni aunque me muera en lo que invierna.
Gritas para blasfemar al cielo
lo que un hombre te hace por dentro:
entregarte mi luz eterna.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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