Siéntete humilde, siéntete devota,
cuando caiga la Tierra,
yo velaré por tu sombra.
Vaga sin origen, a la cima soñadora,
si el sol se hace naranja,
sus jugos serán nuestra norma.
Poemas en deseo, nubes que borran,
lloverán mil diluvios de mis ojos
cuando te tenga a mi boca.
Corazón de acero, panteón de moca,
el dulce de su dorado café,
azúcar que te bañe, mi señora.
Voluntad de imperio, valor de horca,
mi camino se hará destino,
se hará acérrimo a tu honra.
Tu sonrisa, mi Estrella de Babilonia,
con ella me hago profeta,
arrodillado a ti, mi esposa.
© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.