domingo, 15 de enero de 2023

El arte del Renacimiento

      La época del Renacimiento es sin duda la mejor para el arte, según diferentes opiniones de la gente. Basa su recuerdo histórico en que maneja estilos tanto propios como de las mejores escuelas de arte. En Italia se da el mayor esplendor de la escultura, pintura y elementos arquitectónicos con los que fascinar a quien los ve por primera o millonésima vez.

      El Renacimiento marca el período desde el siglo xv. Es un movimiento cultural surgido en Europa Occidental y que permitió hacer la transición desde la Edad Media hasta la Edad Moderna. Las bellas artes, las ciencias, matemáticas y la naturaleza son algunos de los ejemplos fastuosos que se pueden destacar de este movimiento. La renovación de la cultura clásica es clave en este aspecto, ya que de ello se extraen las proporciones “divinas” con las que crear las obras maestras que se conocen hasta nuestros días, como el Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci, que expresa la estabilidad de su canon artístico de manera frontal.

      Esta etapa de la Historia hace referencia a un cambio radical con lo que se venía haciendo hasta ahora en la Edad Media: ocultismo y oscurantismo. Era como ver llegar un rayo de luz, y este rayo quedara para siempre. Los remaches del reino gótico empezaban a decaer y permanecer como las ilusiones de los antiguos artistas y su fama. Italia dio su centro como la cultura renacentista más conocida, concretamente en Florencia y Venecia, estados dominados por el Papa de aquella época. En este intervalo del tiempo, se dio el furor por la conquista del Imperio Norteamericano con Cristóbal Colón al mando, la vuelta al mundo de Magallanes o la llegada de Hernán Cortés a tierras mexicas.

      El estudio profundo de la anatomía humana, las proporciones y sus diferentes formas distan de las clásicas que se hacían antiguamente. Ahora, cobraban una nitidez exquisita, elegante y hasta erótica en algunos aspectos más llevados al extremo puro del arte del desnudo, como el David de Miguel Ángel, escultura que entalla al David bíblico con músculos relajados. Las técnicas del claroscuro cambiaba la perspectiva y el modelo de la obra a una más dinámica o estática, según deseos del autor.

      Buena parte de este período también fue debido a los mecenas, personajes que ayudaban al avance y promoción de verdaderos artistas que deseaban darse a conocer. La cultura era primordial en esa época como poder, y, sin ella, no había riqueza ni gozo. Esto se veía en las burguesías y la aristocracia. Algunos destacados mecenas fueron los Médicis, el rey de Nápoles, Ludovico Sforza o los duques de Milán.

      Las obras estaban tan estudiadas que parecían ser trabajos de los dioses, decían algunos. Se conocía como la Divina Proporción, estudio canónico que mantenía proporciones exactas de los cuerpos. Se podía comprobar también la nueva arquitectura, como el cambio del dórico al orden toscano. Las cúpulas eran una estructura muy empleada, así destacaba Roma como una “ciudad renovada”. El arco de medio punto, la bóveda de cañón o las pilastras o pórticos distinguieron el Renacimiento como un cambio total en cada urbe que quería mostrar magnificencia y poder.

      El Quattrocento surgía como novedad para la visión de la naturaleza, base también para el arte y su desarrollo a lo largo del 1.400 d.C. El Cinquecento agasajaba la cultura artística como una investigación, más que un arte, con la que poder expresar la pasión en todo su esplendor.

      Del primero destacaba la bóveda de cañón y cubiertas de madera con casetones, además del protagonista: el arco de medio punto. Una referencia con nervaduras incluidas en las cúpulas es la catedral de Florencia, de Filippo Brunelleschi, arquitecto importante de este período, así como Leon Battista Alberti, autor de San Andrés de Mantua.

      Por el Cinquecentto, se hace especial mención a las obras enormes que exponían los proyectos de Miguel Ángel, como la basílica vaticana que destacaría como una de sus mejores obras. Aquí va cogiendo ritmo el Manierismo, con estructuras más decoradas y extravagantes.

      En pintura, el arte por representar los cuerpos y las escenas mitológicas son obras especiales de los clásicos. Aquí destaca el Nacimiento de Venus, obra de Botticelli, como “rebeldía” para el Dios que todo lo dominaba, mostrando así a más deidades en sus formas más expuestas al mundo libre. La perspectiva de esta obra realza más sus colores, así como la escena escogida en adoración de la divinidad femenina. Los pintores que aquí realzaron fueron: Fra Angélico, Masaccio o Leonardo da Vinci, de quien se postula más fama debido a que era considerado un genio en todas las artes, además de que se le reverencia el claroscuro, que demuestra la naturaleza cotidiana, como ejemplo en su obra de la Última Cena. Por consiguiente, Miguel Ángel es su “adlátere” más cercano con sus frescos para la Capilla Sixtina, donde el desnudo es un protagonista innato en cada figura que realizó.

      En escultura, el relieve y las formas detalladas configuraban este otro mundo como algo sobrenatural. La iconografía mitológica estaba bien presente de igual manera, así como el material utilizado que se recuperó de los clásicos: el bronce y mármol. Autores como Lorenzo Ghiberti, con su Puerta del Paraíso, o Donatello, autor de Condotiero Gattamelata, fueron los más destacados, aparte de otros, que dejaron atrás el gótico. Las posturas contorsionadas y la técnica del escorzo rebuscaban la perfección de la obra para el público y su embelesamiento.

      La creatividad en esta época da para mucho de que hablar, sobre todo más profundamente de obras tan logradas que parecían ser sacadas de seres de otro mundo, en vez de artistas de nuestro preciado planeta.

 

© 2022 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.

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