El destino de muchos puede
ser el de una hoja, vieja, seca…
una hoja muda con dosis de amarillos,
enjuta, delgada, rastra, endeble.
El destino se hace, promueve,
vela por la fe de quien confía
en las alas de un ave casta,
madura, guía y su fuerte.
Es nuestro destino, ese,
el que hacemos llamar dios,
nos desgana, nos estresa, desalienta,
pero la felicidad nos la respeta, siempre.
© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.