Beso que guardas mi destino,
eres la flor que da vida a la madera,
la penumbra que espía el día,
el paso para un nuevo camino.
Beso que besas uva y vino,
de una noche se espera un poema;
una mecha que empieza a incinerar
lo que tarde o temprano imagino.
Besa el aire del viento fino,
el que despeina con mano de santo,
ese que viaja a tus labios
por cada palabra, peregrino.
Bésame, besa mi amor campesino
a orillas del río del mundo,
lejos de esta vida, dentro de otra;
besa mi amor genuino.
© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.