jueves, 16 de julio de 2020

Insinúate

Los mares de tu garganta
suavizan mis manos; andares de ámbar
por el árbol de tu cuello,
goza mi aliento en vela santa. 
Cúpulas tímidas, en mis palmas
se regocija la sima, perfumada
al siglo cuando comenzó el amor, 
y el resto se hizo en bocas y camas. 
Centros, curvas y bultos de dama, 
son tus líneas las que llevan mis manos
a los debates entre amar
o perder el desmayo en esta llama. 
Cautiva el sabor, el tacto, el instinto viaja
como una bestia al interior, 
a un secreto femenino tan elegante,
al mundo sedoso del placer, calla…
Calla y no hables, pues mi labia
aún sigue en tu cuerpo, sujeto del poder, 
instrumento de Dios; que se apiade de mí
si ya no sé de amor, o de ansia.

© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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