viernes, 12 de junio de 2020

Arañas

La vida es como una araña:
teje la red perfecta, 
espera la víctima, incauto inocente, 
luego todo lo amaña.
Se la come, come con gana
lo que otros desean arrebatarle, 
el descuido se convierte en hambre
y el hambre, en ansia. 
Maestros del descuido humano, hablan
los que conocen de tretas,
reciben su nota por cómo ven
lo que otros anhelan ver: artimañas. 
Ingente sea toda esa mafia
que ahorca a quienes merecen
el mejor trofeo del mundo, 
y lo que obtienen es una injusta mirada. 
Anhelos de poder sin honor ni nada, 
socarronas sonrisas, ojos de reptil, 
manos de blanco albañil
para teñir el negro de sus almas. 
Sí, y el esfuerzo se paga
contra otros que lo destrozan
con distracción amante,
o una belleza barata. 
Y cuando atisban ese furor, esa garra,
de robar el ingenio, el valor, 
se dan cuenta del error
que es entrar en territorio de arañas.

© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España. 

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