domingo, 25 de diciembre de 2022

El arte del Antiguo Egipto

      El arte del Antiguo Egipto se ha caracterizado por maravillar a la población del futuro con sus obras maestras en constante intriga, misterio y jeroglíficos indescifrables para los de a pie. Estas características hacen de este mundo que se explaye en bellezas que jamás se hubieran imaginado, solo por algunos dotados de un don maravilloso. Sus maestrías fueron infundadas a sus actividades de grandeza y hasta de un tamaño más cotidiano, así como dignos de un faraón. Incluso divino.

      Egipto es caracterizado un lugar imperante para las cunas del arte. Se clasifica en períodos: Neolítico (4.000 - 5.300 a.C.), Badariense (4.000 - 4.400 a.C.), Nagada I Amratiense (3.500 - 4.000 a.C.), Nagada II Gerzeense (3.200 - 3.500 a.C.) y Nagada III (3.000 - 3.200 a.C.). Durante estas épocas, el arte fue enfocado hacia la decoración, como las cerámicas, y al culto religioso con un poder enérgico tan fidedigno que parecía de otro mundo. Se usaban las vasijas de piedra para el empleo de sus artes.

      El proceso de su tratamiento artístico era deliciosamente meticuloso, tan delicado que parece imposible que haya sobrevivido hasta hoy día. Los detalles y colores bien conservados desde hace siglos adelante hasta nuestras jornadas, reflejan el estilo tan supremo que tenían los artistas egipcios de aquella era para destacar sus talentos para impresionar a los grandes reyes.

      Las pinturas bajorrelieves son las que se hacían en planos superpuestos y designadas con ánimo jerárquico, siendo el faraón siempre el más grande. La técnica del perfilado era el tema central a la hora de representar las imágenes y símbolos, lo que hacía que sus personajes fueran poco dinámicos y de un estatismo seco, aunque amplio de historia que se quería demostrar. Aunque sus extremidades están al frente, no dista del perfilado con el que se juega. Las escenas que se representaban eran las del día a día en los templos y en papiros.

      Su arquitectura es excepcional y, como se dijo antes, de una grandeza exquisita. Plenamente religiosa, su empleo era altamente monumental e imperioso, ya que debía reflejar el entusiasmo y la invulnerabilidad de una civilización única y mítica. Se fomentaba la gran piedra como tema principal, en bloques discretamente cortados para que encajaran unos con otros, y con dinteles en columnas poderosas. También se moldeaba el adobe en las casas y en palacios. Los conocimientos matemáticos y ciencias de la construcción fueron capaces de “adivinar” la colocación exacta, no solo de materiales, sino de la obra en sí para que, de lejos, pudieran saber extranjeros qué tierra pisaban. Lo que más figuraba hasta hoy día eran las pirámides, como las de Guiza.

      Durante el Imperio Medio y Nuevo, los templos pasaron de ser funerarios al culto a sus dioses. Solo estaban dedicados a los grandes representantes, como los faraones, y el pueblo bajo no podía acceder a ellos, solo en presencia constructiva o mera ojeada.

      Las esculturas que se fabricaban entonces, eran capaces de representar a sus dignatarios y políticos tal y como los veían: imperiosos. Se empleaba el granito y otros materiales para sus elaboraciones. Sus monumentos más magnánimos se colocaban de frente, siguiendo su propia ley de la estructura y dimensiones.

      Durante el Imperio Antiguo (2.700 - 2.200 a.C.), se construyeron muchas de sus pirámides, como la Gran Pirámide de Jufu. Eran edificadas con grandes piedras talladas en bloque, así como hermosas esculturas.

      A partir del Imperio Medio (2.040 - 1.795 a.C.), las pirámides pasan a ser parte del adobe, y las esculturas cobraron un realismo más natural. La jerarquía se veía impuesta con mayor capacidad de dominio, pero sin “humillar” la de sus dioses. La escritura, se conoce que fue un clímax con la obra de la Historia de Sinubé.

      El Imperio Nuevo (1.570 - 1070 a.C.), las joyas tomaron un empleo más destacado. El oro era el material preciadamente valioso para los egipcios, por lo que se empleaba en muchas de sus obras. También en esta era se construyeron más templos, como el de Luxor.

      En el Período Tardío (672 - 332 a.C.), la degradación de algunas obras tuvo que ser rescatada hasta volver a “reutilizar el arte del Imperio Antiguo. El bronce fue un protagonista innovador en los materiales. Otros emperadores, llegados de Roma o Grecia durante el intervalo de 332 - 30 a.C., fueron los que resucitaron las antiguas costumbres para mantenerlas en el tiempo. En esta era, el Templo de Horus es uno de los monumentos destacados.

      El Imperio egipcio fue uno de los capaces de sustentar los ojos impregnados en el poder del ser humano que posee para deslumbrar, así como ser perdurable por muchos siglos. La inmortalidad era el valor más preciado para ellos, y lo lograron con creces.

 

© 2022 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.




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