Siento que a veces te desconozco, te pierdo,
irracional en este mundo, cobarde por ser,
como el amor, cuando se le anhela comer,
y solo obtiene un descarnado recuerdo.
Una feroz sonrisa, el odio del que muerdo,
tu voz me acicala al regresar por saber
que en tus tantos libros me enhebras al coser,
este inocente rostro de un no cuerdo.
¡Por qué es todo impecablemente injusto!
Porque no hay esa hermosa voz en la tal faz
que de esta tierra nazca un noble imperio.
Somos extraños tan ingenuos dados por la paz,
solo soy eso, joven espíritu vetusto,
enjuto en los dos besos de tu cautiverio.
© 2022 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.