El fervor de esa otra viña,
jugo nuevo de sed, poder,
el deseo perpetuo de desear
eso que llaman vida.
Allí iré, mira
y denuncia al albor
por ser cómplice de mi exilio,
esta cárcel con forma de isla.
Nunca más, querida;
nunca más te daré años,
no te llevarás mis ojos
ni ya tantas y tantas pesadillas.
Adiós, alguna vez, grita
mi ansia por ver ese paraíso
guardado como un tesoro,
que este pirata tendrá algún día.
© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.