jueves, 31 de octubre de 2019

La Cima de Venus

Montañas de acero, 
caminos de miel, 
lenguas de fuego, 
besos y besos en tu piel. 

Te sueño mágica, plantada a mi puerta,
meciendo el silencio en tus brazos
como niño inquieto, enjuto de calma;
llueven las nubes que hablan de pena.
Ahí plantada, te vivo eterna, 
llamas con nudillos tímidos
a mi primavera, veranos de pasión, 
y yo abro, impaciente, a la espera. 

Montañas de acero, 
caminos de miel, 
lenguas de fuego, 
besos y besos en tu piel. 

Cautelosa, tu mirada son mil poemas
escritos a fuego, en tantos universos, 
tantos mundos por visitar, nosotros, 
con esas rutilantes estrellas. 
No existen palabras, no hay práctica en la letra, 
no silban los suspiros de tu corazón, 
sino los gemidos de tu alma, 
precediendo el avance de besos como tormentas. 

Montañas de acero, 
caminos de miel, 
lenguas de fuego, 
besos y besos en tu piel. 

Como los primeros humanos, Adán y Eva, 
desnudos al abrazo, cobijados del mundo,
de los espías del secreto, agentes del amor
que nos ven en nuestra íntima naturaleza. 
Das un portazo, te arrimas a mi cristalera
con la brusquedad de una salvaje
y una risueña niña, 
con manos de romántica bestia. 

Montañas de acero, 
caminos de miel, 
lenguas de fuego, 
besos y besos en tu piel. 

El aliento se hace hielo, luego quema,
las gargantas como puentes de polo a polo, 
andares por ellos como gentil bruja, 
en mi cuello bailes con tus pies de luna llena. 
Perfumes de amor, leche materna, 
aspiro de ella lo que es mío, 
derecho irrefutable, propiedad legítima, 
mi diosa, mi feliz mujer, delicada doncella. 

Montañas de acero, 
caminos de miel, 
lenguas de fuego, 
besos y besos en tu piel. 

¡Montañas, por Dios! Llenas de néctar, 
me aferro a ellas en mi último halago, 
precipicio que me espera si me suelto
de esas tus tesoros, tan tuyas como de mis ofensas. 
¡Ofenderte quiero!, a veces, como ramera, 
y termino llorando contigo, tiernos, 
dulces en brazos de nuestras madres, 
bebés riéndose luego, amor de tal belleza. 

Mujer mía, mujer eterna,
besos de agua, caricias y rosas, 
duerme conmigo, en silencio, 
hasta que mi alma muera por poeta.

© 2019 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España. 

jueves, 24 de octubre de 2019

Impenetrable

De esas tormentas que persiguen la tristeza, 
no hay corazón valiente
que disfrace al humano o animal
por la flor que nunca es arrancada de la tierra. 
Deseosos brazos por tenerte, de mí quieras
los mundos que siempre soñaste, 
desde pequeña hasta fruta madura, 
nuestras espadas ya se oxidaron en la guerra. 
Te guardo en mi corazón, sonrisa perfecta, 
calmos latidos, incluso ruidosos en su silencio, 
el mismo de este cosmos nocturno, 
por donde cruzo a ver nuestras estrellas. 
Tus ojos, mirada tan serena, 
como un ente enamorado de lo más bello, 
ahí me veo, espejo de Dios,
el mismo cielo por el que van mis letras. 
Tal mismo vuelo que toma un poeta, 
a ese lugar llamado Amor,
quién diría que en ese hogar
hallé el beso de mi gemela eterna. 
Mil destinos cuando me piensas, 
y qué más da si en ellos me batallas
por todo lo que nos apasionamos,
desde que duermes hasta que despiertas. 
Y te cobijo en mi alma, vasija de piel y venas,
con la que recojo tus lluvias, 
fríos de soledad, momentos de angustia;
yo siempre seré ese mar que fluya tu botella. 
Desde esta vida alienígena, mi gran maestra, 
te llevo lejos, astral, mágico, 
tergiversando este fenómeno paranormal
al que llaman amor de pareja.
Y nos fundimos en una sola esencia, 
savia del Árbol del Edén, única, 
que nos recorra por completo:
dentro con un beso, luego un poema. 
De esos misterios que la gente ruega, 
el nuestro no mira más que a caricias, 
el roce que tanto nos abriga, 
y una mirada que nos convierta en leyenda. 

© 2019 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España. 

jueves, 17 de octubre de 2019

Willy Fox

Como masajea la arena a la playa,
el cielo al infinito universo,
oro a la envidia, el viento a la tierra,
o el encuentro de nuestra mirada.
Se derrite el templo en agua,
los cuerpos andan desnudos
por caminos atestados de besos,
y por bosques donde ya no hay calma. 
El silencioso volcán estalla,
la naturaleza no obedece,
el tiempo se vuelve tímido, 
la noche se hace magia. 
Te hice mía en España,
dormimos juntos en Suecia, 
nos dejamos la ropa en Escocia, 
los besos continuaron en Italia.
De ahí, nos casamos en Jamaica, 
en Dublín conocimos más caricias, 
me sonreíste en Rusia,
nuestro secreto quedó bajo África. 
Piso tierra mía, tierra que me ama,
tierra ligada a mis poemas;
nos amaremos por todo el mundo, 
en menos de lo que el gallo canta.

© 2019 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

viernes, 11 de octubre de 2019

El Diamante del Amor

El Diamante del Amor:

Un nuevo poemario de amor. 

Puedes adquirirlo en:
Editorial Unisan: https://editorialunisan.mx/producto/el-diamante-del-amor/

jueves, 10 de octubre de 2019

Misterios del amor

Subliminales mensajes en las miradas,
incultas del amor, suaves, simples,
mancilladas solo por el aroma del silencio,
se sonríen con pasión legendaria.
Esos ecos que invitaban
los adivinos del corazón,
gentes de pociones rosas;
somos nosotros el ingrediente que falta.
Como cuando dicen ¡Viva España!,
así me siento en tus brazos,
únicas veces en que soy tú,
y descubro una nueva Atlántida.
Todo queda en pocas palabras
por los besos, caricias, pieles
que cruzan lo prohibido…
El amor después se hace miscelánea.

© 2019 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

jueves, 3 de octubre de 2019

Astrolabio

Del collar de perlas del cielo
se desprende esa lágrima
a la que llaman cometa;
lejano deseo del tiempo.
Desde lo llano del universo,
el numen no tiene origen,
se desprende de un llanto
que dio vida al ruego.
Es ese estigma que favorece lo nuevo,
lo desconocido, lo esencial,
misterioso y prohibido;
eso que llaman un beso.

© 2019 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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