miércoles, 5 de febrero de 2020

Caricias caras

El precio de una caricia vale
lo que una mirada provoca, 
el mover del cuerpo
de cada una de las extremidades. 
De eso se trata, de entregarte, 
de ver sin tocar, y sin verte, 
de acariciar la piel de tu busto
con manos sin carne.
Poner una de ellas, y resbale,
sobre una gran montaña;
y la otra, viajará lejos de los gemidos
hasta donde Dios no sabe. 
La otra se hundirá en un romance
donde el gesto más sublime
entra sin pudor, sin mucha fuerza
y en donde un rezo, no cabe.
Ahí es cuando ya no eres elegante, 
te vuelves bestia, endureces tu boca
en la que un beso vale más
que tocar con el fuego salvaje. 
Fluye la energía, saltas y bailes,
entre más te acaricio,
tu ser se vuelve demente
y lanzas miles de manantiales. 
Así, ya eres el mismo Hades, 
y la potencia de una selva urgente
se convierte en pura lascivia, 
y ya no eres mujer, sino mi propia sangre. 

© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España. 

Me gusta

Compartir