Dulce miel vieja,
dime qué hoja amarga
tuvo una vida como la mía,
para terminar así: seca;
dime qué fue de nuestra cabeza…
era tan fulgurante, esquizofrénico,
arrebatador, imperioso, lúcido…
qué fue de esa historia, en nuestra biblioteca.
Dime, invierno fatuo de holgada mueca,
qué fue de esas caricias ficticias,
de esas de mi mente;
y llegó ella, nariz de peca.
¿Por qué todas son ella?
No hay camino que desvíe
al buscar a otra dama,
con esta que me deja.
¿Por qué no hay otra en esta época?
Lord del Barroco, señor de una,
un kilo de lenguas y tres mil senos,
a decir que ya no la amo, en este poema.
© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.