El Renacimiento español comprende ese período en el que la cultura española ha sufrido un drástico cambio en cada una de las categorías de su arte, entre ellas, la más realzada: pintura. Esta etapa comprende el siglo xvi en las Coronas de Castilla y Aragón. Tras la llegada impulsiva del Renacimiento italiano, se generó por toda Europa una nueva corriente artística, a toda ella revolucionaria. Artistas de todo mundo se acercaban por lares desconocidos para practicar como alumnos estas nuevas artes, o ser sus propios maestros.
Este tipo de
renacimiento se caracteriza por la existencia de temas religiosos,
decoraciones donde los santos y las escenas
de Jesús son las más representativas, no solamente
a nivel nacional, sino internacional. Sin descartar otros temas como la mitología o la historia,
los objetos, paisajes y seres con diferentes formas han dado como resultado en
las manos de los artistas un detalle sorprendente en sus siluetas, músculos y
hasta en sombras y luces. Los retratos han
provocado una alusión al mundo virtual más magnífica jamás conocida para esta
época, casi realista y con el corte típico
que merece su renacimiento artístico.
La belleza en cuanto a
los mecenazgos monárquicos pudieron obrar milagro vivo en el arte, fue una
convulsión para el pueblo. El mundo sufría un efecto encadenante de cultura
capaz de regalar no solamente cultura, sino economía y grandeza.
Por este siglo, la gran
figura de El Greco fue la más predominante.
Su prolífica obra destacaba sobre su mundo como las más conocidas hasta el
momento, llena de fama, éxito y categórica mano artística. Destacamos El entierro del Conde Orgaz como una de las
primeras en mente, hecha en el año 1588 d.C. y donde advertimos esas
características entre luces, sombras y estilismo tan especial que hace
referencia a una nueva técnica artística.
Dividimos este
Renacimiento en tres períodos. El primero abarcaría la atención absolutista del
gótico todavía puesto en firme paso. Las escuelas flamencas dedicaron también su moneda a
gerenciar en cuanto a nuevas enseñanzas, de las que salieron grandes alumnos.
Uno de los artistas destacados aquí fue Rodrigo de Osona,
con su Calvario en la Iglesia de San Nicolás, estilo que figuraba por su
energía italianizante.
El segundo ciclo comprende en Valencia,
así como en el primero, el lugar donde la nueva moda renacentista se encauza a
un nivel mayor. Vicente Macip, artista con
dotes italianas, se reafirma por su obra del retablo
en la Catedral de Segorbe, con escenas
religiosas, sobre todo de Cristo. Aunque su
hijo, Juan de Juanes, fue mucho más popular y
conocida su obra expuesta en el Museo del Prado de
Madrid. No obstante, Sevilla fue
el lugar más consagrado para trabajar el Renacimiento español. El artista más
destacado de este período fue Luís Morales,
uno de los líderes del Manierismo español.
Una de sus obras conocidas, Virgen con niño,
representa el óleo sobre tabla marcado por una técnica detallada en las
facciones de sus personajes y ambiente oscuro.
Durante el último
ciclo, la influencia de Miguel Ángel llegó a
España con un retrato más sentido y marcado. Se destaca aquí la figura de Alonso Sánchez Coello, quien fue retratista del rey
Felipe ii.
La llegada de la Contrarreforma se vuelve
interesante en esta etapa. Destacan las obras con musculatura
de Gaspar Becerra, influenciado por las de
Miguel Ángel.
Variados artistas se
convirtieron en grandes sabedores de la pintura renacentista española, por lo
que dieron a conocer en su era la mayor arte hasta el día, y perdurable al
futuro de hoy.
© 2023 Elías Enrique Viqueira
Lasprilla (Eterno).
España.