miércoles, 29 de julio de 2020

El moco

Ese moco rebelde, un buen moco
que no piensa salir
ni con una tranca de oro,
pero hasta que se consigue
y sale disparado a un tronco;
y ese gusano te mira, 
te mira con agudo reojo
ese guano que abandonó tu ventana
para acabar mancillado, ¡despojo!
Ese desprecio de la nariz
que tanto nos irrita, nos vuelve de loco, 
que se astilla entre dedo y dedo, 
y no deseas que nadie te vea como
un lerdo investigando otro mundo
en busca de un gran tesoro…
¡Y qué grande el travieso!
Para escribirle un tomo
de varias crónicas negras;
grande como un orco. 
Y las mujeres: “¡fah, qué asco!”.
Y los hombres: “¡sácate otro!”.
Yo lo haría enseguida, 
sacarme todos los demonios. 
Niños, no dejéis de hacerlo, 
¡a sacarse todos los “potros"!
porque, a vuestro honor, 
yo también fui niño con mocos.

© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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