Supe que eras la yema de mi alma,
enhebras mis poemas
en la uña que sigue mis letras,
en la lágrima de nuestro corazón.
Supe que eras el molde perfecto
que adecuaba mi vena en tu vida,
me servías la sed del destino,
me aullabas el nombre de la pasión.
Supe que estabas ahí, oculta, en secreto
como cartografiada en un mapa en código
que ni el César pudiera gobernar,
o ser descubierto por el gran Colón.
Y ese Da Vinci, ni siquiera dibujarlo en un boceto
en el que desentrañar nuestra anatomía,
unidos y separados por tintes gemelos
en papiros de un viejo artista que nunca murió.
Te encuentro en un libro desértico,
empiezo a escribir la memoria del mundo
en los labios del planeta, los tuyos,
los que me ordenan entregarte mi amor.
© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.