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Llegó la hora de presumir de la desgana,
cuando ya en el horizonte aparece,
estupefacta, impertérrita e inmune
a cada latigazo de brillo de su guadaña.
Goza de ser la vela que nunca se apaga
en todas las noches que conocí,
por las letras que pude pasear
a cada rincón desde la luna al alba.
Y sin tus pies yo no puedo con esta carga,
dejaré de ser la paciencia de un colibrí,
me convertiré en una estrella de mil ojos
donde solo mi luz sea mi propia lápida.
© 2022 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.