La palma de tu mano,
ese techo del mundo para mis ojos,
cae sobre mi amor,
limpia mi cuerpo humano.
La palma de tu mano,
origen de los antojos,
esquila mi tez con seda de viento,
bendice mi infantilidad, me haces verano.
La palma de tu mano,
obedece a lenta impaciencia,
elegante, convertida en glamurosa,
mi manía a tu mañana, tan cotidiano.
La palma de tu mano,
olorosa a duendes, fragante vergel,
de tus nudillos hago mil lemas,
de tus dedos, mi patria como héroe y villano.
De la palma de tu mano
yo hago magia, líneas del cielo, los cometas
que esquían el firmamento,
escriben que soy tu eterno niño anciano.
© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.