Conocido también por otros muchos “apodos” como el Protorrenacentismo, por ejemplo, el Renacimiento Plateresco de España fue un estilo de arte arquitectónico basado en el gótico tardío y algunas otras mezclas renacentistas españolas, así como lombardas. Se desarrolló durante la monarquía española por el siglo xvi y se fue distanciando hacia otros lugares llegando incluso hasta América y Asia.
Los ejemplos más
comunes sobre este tipo de Renacimiento español se
ve en los detalles de los escudos y pináculos, fachadas de tres fragmentos, entre
otros. Fue concebido este arte durante el reinado de Carlos
i y fue extendiéndose hacia territorios más propensos
de España a quedarse rezagados en el gótico,
al mismo tiempo que viajaba hacia México.
Se define como un exoestilo no integrado realmente en este
renacimiento del arte español y sus motivos se pueden detectar en temas
vegetales de las fachadas, candelabros, monstruos decorativos y un espacio
ovacionado para el gótico todavía. En cambio, en México, el Plateresco surgió
como arte propio con fusiones indígenas.
Se hacían famosas las fachadas-retablo y exageradamente decoradas. Su
influencia vegetal también arraigaba su nuevo porte hacia el Renacimiento en
sí, aparte de la heráldica y otros
ornamentos. Los materiales, además, eran ricos en novedad: el dorado, por
ejemplo, destacaba.
Por el primer tercio de
siglo, aparecen nuevas dotaciones de recursos con colores más elaborados y
decoración prolífica como en las hornacinas y
nichos.
Aparte de los elementos italianos incluidos en este tipo de
Renacimiento, como los arcos romanos, también
se añadían motivos descriptivos como los cuernos
y laureles para los militares.
El Plateresco
continuaba por el estilo isabelino, es decir,
de características propias de la Corona de Castilla
conformado durante el reinado de los reyes Católicos.
Las insinuaciones al gótico no pasaban desapercibidas, por lo que se demostraba
que no era nada fácil hacer la transición hacia el Renacimiento. No fue hasta
el año 1530 d.C. que se empezó a notar algo renacentista. Gracias a las
invenciones de Juan de Herrera, la
construcción del monasterio de San Lorenzo de El
Escorial fue la culminación para, por fin, obtener el Renacimiento
como se debía.
En cuestión del neoplateresco, este tipo de arte no fue concebido
hasta muchos siglos posteriores (siglo xix). Necesitaba inspirarse de
nuevo con ideas antiguas, encontrándolas en el Renacimiento Plateresco. Quien
lo introdujo fue el arquitecto español José Urioste,
gracias a los pabellones que había ideado en
inspiración del Palacio de Monterrey, entre
otras. Posteriormente, España lo fue adquiriendo como una normalización de sus
estilos.
Se empezó a denominar arquitectura historicista en el sentido de querer
buscar nuevas ideas en los antiguos estilos con los que lograr innovadoras
hazañas artísticas. Así surgía el prefijo neo-.
Este tipo de estilo fue de tal envergadura que se ofreció como símbolo
renovador de las antiguas enseñanzas arquitectónicas, dando plaza a nuevos
avances decorativos, técnicos y estructurales.
Sus características se
basan en ideas del pasado ya existentes en el Renacimiento español, pero con signos regionales. Emplea una técnica basada en
ornamentos, tanto en exterior como interior. Ejemplo de esto lo podemos
encontrar en el Palacio de Comunicaciones o
en uno de los primeros tramos de la Gran Vía.
El neoplateresco fue también distendido hacia otras zonas fuera de
España, en concreto en áreas hispanoamericanas. Sin embargo, las mezclas
apuntaban a algo más que esta definición, causando así contraposiciones entre
rastros españoles y coloniales, incluso del Barroco.
Uno de estos ejemplos lo podemos encontrar en el Casino
Español de la capital federal de México.
Los distintos tipos de
Renacimiento español fueron causando gran auge hasta después de su etapa
moderna, embriagando así la necesidad de más cultura y arte, sin olvidar su
pasado, del cual nutrimos nuestro intelecto con el que poder revivir majestuosidades.
© 2023 Elías
Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.