Quiero dedicar un par de segundos a ciertas personas que me
conmueven, aparte de las que me siguen tanto en mi perfil como en mi
página Eterno y en mi vida. Esas personas, vidas en familia y vidas que
cuentan como un corazón, no como un maldito número a masacrar. Esas
personas que me han leído, me leen y me leerán, sean poemas míos,
relatos o mis novelas que tengo publicadas.
Hay ciertas personas que lo están pasando mal y me agrada mucho que logren en mis escritos un confort que no imaginaba alcanzar, solo en mí.
La verdad es que da adoración enorme el sentir ese agrado, placer o
gusto, llámese como se llame, al margen de pecar de orgullo, que no lo
deseo ni nadie jamás, me siento bien de dar esa sobrenatural energía
oculta a personas valientes, desgraciadas, felices, tristes,
carismáticas, artistas, profesionales, famosos o lo que sean. Hasta a
los entes invisibles...
Solo puedo decir una cosa ante todo esto
para las personas que están en estos momentos en una situación de su
vida que ya no es la misma por circunstancias que les imposibilita
llevar mejor una salud vital, pero que por otra vía, son más fuertes que
los titanes.
Conozco a alguien que no tiene piernas, brazos, ojos,
boca, nariz, cabeza, corazón ni alma, y es capaz de arrasar con las
penas de cualquier persona.
Os diría a todos que el dinero no salva vidas, solo la emoción de otorgar dicha. Y sin quererlo, me ha rimado.
Así rima la vida: el corazón de un pálpito para, con una sonrisa simple, alegrar la felicidad misma.
A ti, que me lees, gracias. Y te intentaré dar más felicidad si continúas conmigo.
Un abrazo a todos.