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domingo, 29 de enero de 2023

El arte del Renacimiento III - Francia

Nos encontramos ante el arte de Francia, período correspondiente al Renacimiento francés. La referencia italiana se había expandido tanto como pólvora por todo el mapa europeo, siendo así adoptada por diferentes países, como este. El monarca Francisco i se había convertido en el mayor mecenas de Francia, y con él se logró el avance necesario para el arte de esta maravillosa época. No obstante, el estilo gótico seguiría siendo el más conveniente para el país, ya que de aquí nació.

En lo relacionado con la arquitectura, el estilo francés renacentista no se dejó acariciar hasta que Francisco i no dio orden de remodelar algunos edificios para que fueran de la mano de la línea del tiempo que tocaba pisar, mas algunos quedaban todavía aferrados a las garras del gótico, aunque con detalles ya propios de la renovación propuesta por el rey. Uno de estos destacados monumentos es Saint-Germain-en-Laye, una gran fortaleza compuesta de ladrillo y piedra en la que el Renacimiento iba impregnándose como pluma de oro en cada material de esta estructura. Más aún otros castillos acompañaron a este edificio en su mejora de su ornamentación. También se empleaba la naturaleza para compaginar el arte con lo verde para dar la sensación de frescura y limpieza a ojos de quienes deseaban maravillarse de por vida.

El palacio de Fontainebleau fue probablemente la obra maestra que el monarca ansiaba que destacara en este período. Las chimeneas y mansardas de las que disfrutaba esta construcción realzaban la mano italiana renacentista, consagrada y puesta a punto para la época. En esta ilustre ornamentación participaron artistas venidos de Italia, como Francesco Primaticcio o Rosso Fiorentino.

Pero bajo el reinado de Enrique ii lo italiano no se tradujo del todo hasta que él llegó. Dio a reformarse la sede de la corte de París, el palacio del Louvre, gracias también a la influencia de la esposa del monarca, Catalina de Médicis, quien pertenecía a las familias florentinas más importantes. Se empleó el arco de triunfo antiguo para algunas zonas de esta estructura.

En escultura, Germain Pilon o Jean Goujon fueron unos de los destacados en este ámbito artístico, el cual no distaba de lo que se le ocurrían a las fuentes italianas. Era como ir a la par en cada obra, semejante en estilos y en deseos de mantener en el tiempo esta técnica. La Resurrección, obra de Germain, puede apreciarse los escorzos y los músculos hercúleos con los que trabajaban los artistas italianos, pero referentes al estilo francés.

La pintura se transformó a una educación consagrada para los que desearan ennoblecerse en este país. Se formaban con tal de ser verdaderos artistas, bajo el mandato del rey. Había artesanos y artistas entremezclados, cuyo objetivo era el de que se gozaran de obras de técnicas variadas, así como estilos y habilidades propias de cada uno. Se originó entonces la escuela pictórica de Fontainebleau, lugar de creatividad pura que se alejó del manierismo, el erotismo y placeres aristocráticos. Todos eran artistas anónimos, sin embargo, algunos conocidos como François Clouet, uno de los más importantes que pudo hacerse hueco en esta categoría artística.

Una gran cantidad de artistas de Italia fueron contratados por Francisco i que cuya misión era la de decorar los châteaux de los nobles. El retrato cortesano, entonces, había tomado una forma capaz de ser más detallista, de la mano principalmente de Jean Clouet y su hijo. Tales insinuaciones de la pintura pueden darse como ejemplo en los frescos de grutescos de la catedral de Albi, arte renacentista al desnudo que proyecta la verdadera fama de origen italiano.

Así, en Francia se llamaba Renacimiento a la renovación de donde el gótico ya estaba siendo un estilo desfasado, pero con codos hincados todavía, cual machacante fiera que dejaba firme huella en esta etapa.

 

© 2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).

España.