Nos encontramos ante el arte de Francia, período correspondiente al Renacimiento francés. La referencia italiana se había expandido tanto como pólvora por todo el mapa europeo, siendo así adoptada por diferentes países, como este. El monarca Francisco i se había convertido en el mayor mecenas de Francia, y con él se logró el avance necesario para el arte de esta maravillosa época. No obstante, el estilo gótico seguiría siendo el más conveniente para el país, ya que de aquí nació.
En
lo relacionado con la arquitectura, el estilo francés renacentista no se
dejó acariciar hasta que Francisco i
no dio orden de remodelar algunos edificios para que fueran de la mano de la
línea del tiempo que tocaba pisar, mas algunos quedaban todavía aferrados a las
garras del gótico, aunque con detalles ya propios de la renovación propuesta
por el rey. Uno de estos destacados monumentos es Saint-Germain-en-Laye,
una gran fortaleza compuesta de ladrillo y piedra en la que el Renacimiento iba
impregnándose como pluma de oro en cada material de esta estructura. Más aún
otros castillos acompañaron a este edificio en su mejora de su ornamentación.
También se empleaba la naturaleza para compaginar el arte con lo verde para dar
la sensación de frescura y limpieza a ojos de quienes deseaban maravillarse de
por vida.
El
palacio de Fontainebleau fue probablemente la obra maestra que el
monarca ansiaba que destacara en este período. Las chimeneas y mansardas
de las que disfrutaba esta construcción realzaban la mano italiana
renacentista, consagrada y puesta a punto para la época. En esta ilustre ornamentación
participaron artistas venidos de Italia, como Francesco Primaticcio o Rosso
Fiorentino.
Pero
bajo el reinado de Enrique ii
lo italiano no se tradujo del todo hasta que él llegó. Dio a reformarse la sede
de la corte de París, el palacio del Louvre, gracias también a la
influencia de la esposa del monarca, Catalina de Médicis, quien
pertenecía a las familias florentinas más importantes. Se empleó el arco de
triunfo antiguo para algunas zonas de esta estructura.
En
escultura, Germain Pilon o Jean Goujon fueron unos de los
destacados en este ámbito artístico, el cual no distaba de lo que se le
ocurrían a las fuentes italianas. Era como ir a la par en cada obra, semejante
en estilos y en deseos de mantener en el tiempo esta técnica. La
Resurrección, obra de Germain, puede apreciarse los escorzos y los
músculos hercúleos con los que trabajaban los artistas italianos, pero
referentes al estilo francés.
La
pintura se transformó a una educación consagrada para los que desearan
ennoblecerse en este país. Se formaban con tal de ser verdaderos artistas, bajo
el mandato del rey. Había artesanos y artistas entremezclados, cuyo objetivo
era el de que se gozaran de obras de técnicas variadas, así como estilos y
habilidades propias de cada uno. Se originó entonces la escuela pictórica
de Fontainebleau, lugar de creatividad pura que se alejó del manierismo,
el erotismo y placeres aristocráticos. Todos eran artistas anónimos, sin
embargo, algunos conocidos como François Clouet, uno de los más importantes que pudo
hacerse hueco en esta categoría artística.
Una
gran cantidad de artistas de Italia fueron contratados por Francisco i que cuya misión era la de decorar los châteaux
de los nobles. El retrato cortesano, entonces, había tomado una forma
capaz de ser más detallista, de la mano principalmente de Jean Clouet y
su hijo. Tales insinuaciones de la pintura pueden darse como ejemplo en los frescos
de grutescos de la catedral de Albi, arte renacentista al
desnudo que proyecta la verdadera fama de origen italiano.
Así,
en Francia se llamaba Renacimiento a la renovación de donde el gótico ya estaba
siendo un estilo desfasado, pero con codos hincados todavía, cual machacante
fiera que dejaba firme huella en esta etapa.
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2023 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.