Cuando el amor subyace,
el rocío de la mañana no rezuma,
decanta su aroma a níspero
por una fuerte sal a mares.
Un buen libro, dicen al que hace
una historia en su lectura,
laberinto entre líneas,
besos, muertes, aventuras y aquelarres.
Desde este mismo asiento me nace
las palabras que siempre enamoran:
cuando fuiste mi estrella fugaz,
no un deseo que aterrice en Marte.
Fuiste mi musa, y sigues adelante
en cada noche de los poemas;
y de esas noches,
de esas yo he de amarte.
© 2022 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.
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