Me gusta cuando eres miscelánea,
un jugo atiborrado de fruición,
la envidia en tu mirada,
y el suspiro con el que me adoras,
ese que provoca una diosa
para toda una civilización.
El perfume, lo extraño, el reconocimiento y lo lejano,
el toque de piel, aroma a incienso,
la ambición de besarte
es tan infinita como el universo exige,
Él y su Bendición.
Me amas inocente, me quieres común,
me encariñas cual niño y te lloro como hombre de tu ansia,
te contempla tierra apacible y, luego,
te me haces átomo y explosión.
Por cada estallido, por cada lascivia,
a cada segundo te siento molde en mis dedos,
serena y rabiosa, fruta y carne,
elemento vivo, feliz y llena de amor.
© 2022 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.