Hay vientos que llevan la palabra
hasta su más fiel nido,
vientos que de bosque tallan los ojos,
de invierno, una lágrima.
Baña la luna con plumas de playa,
con el deseo de una estrella;
las gentes huelen a prisa,
el viento los lleva sin calma.
Viento que peinas el campo,
melena de otoño, canas a cada polo,
creas el canto en las nubes,
por las mañanas, cuando levanto mi mirada.
Y cantas junto a la Gran Flor del universo,
estrella única, mientras su mujer duerme
bajo medio manto, a medianoche,
entre el viento y la magia.
© 2021 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.