Empecé a creer que el destino
estaba escrito en lengua de dioses,
y al recibir tu beso por correo,
no dejo de escribirte desde entonces.
Cada uno de ellos, y mi vino,
cada uno con sus nombres,
como si fueran tus ojos, me veo,
los cierro y te tengo en las noches.
Esas líneas de tu boca, me fijo,
son de la arcilla y mil dolores,
son de la piedra del genio
y de las manos de los Creadores.
Son las líneas de tu boca, medito,
las que ventan los bosques,
huelo el viento de ese misterio,
aromas de artesanos de los autores.
Líneas de tus andares, describo,
donde hay tantas opiniones;
en cada línea te mantengo
hasta llevarte a todos los cielos y clamores.
© 2021 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.