EL BOSQUE DE UN ÁRBOL
Calma el aire,
suave y vespertino,
inteligente, flameante,
tántrico como el silencio.
Nubes te cruzan
al margen del águila,
ardillas juguetonas
bebiendo de tu viento.
Allí están las maravillas,
encauzadas en las hojas
como remares de los barcos,
los del recuerdo.
Visita mi mente,
guarda mis dolores,
sacia mi asombro
con tu copa al cielo.
Enreda mis temores
con las raíces de tu fe,
encuentra mi alma,
reside en tu viejo tiempo.
Dormiré en tus venas,
verdes de Gea,
hijas del mundo,
quiero ser tu universo.
© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.
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