SOCIEDAD:
El movimiento social único era un
misterio. Modas atemporales. Había de todo, desde lo más antiguo hasta lo más
moderno. Un futuro mezclado con pasados y presentes imperecederos de ciclos
viejos, además de nuevos.
Los avances sociales, las maneras de
comunicarse, las cotidianidades, el consumismo inmaterial, aparte del material
lógico, no el del placer por placer, era lo más generoso en todo lugar.
La raza humana de Orbus no era comparable
con ninguna otra. El ADN del Hombre en ese planeta era el mejor programa a
seguir como una evolución hacia mejor, y no hacia peor.
El modo de vida feliz era un sentimiento,
más que un camino a buscar. La gente podía permitirse el lujo de vivir la mayor
fantasía real y realidad fantástica de sus existencias dentro de una sociedad
futurista ligada a la paz, al margen de la belicosidad que se cebaba con los
desamparados de prosperidad.
El bienestar social siempre iba en
crecimiento. Una de las fórmulas de tal júbilo biológico era el conocimiento
madurado del humano de Orbus con respecto a otros mundos. Su cerebro
significaba un desarrollo multifuncional en experiencias de cualquier tipo sin
haberlas sufrido.
El alma de esos humanos era apoteósica.