Cuando el amor permanece en calma,
la tormenta precede,
el aire apaga el silencio,
las lágrimas encienden mi lámpara.
Corta mil preguntas mi alma:
¿por qué?, ¿cómo fue?, ¿qué ocurrió?;
mis sentidos crecen una angustia
como teje su red una araña.
Decapitado, fuerza llana,
si las noches son mi día,
para qué dormir mi problema;
mejor darle una vida desgraciada.
Y cuando llegue ese día de parcas
estaré en mi sótano,
vampiro de los poemas,
seductor de la nada.
© 2020 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.