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sábado, 2 de julio de 2016

Poesías

Se prohíbe la copia de estos textos pero no su difusión.

Todos los derechos de autor reservados por:

© Elías Enrique Viqueira Lasprilla

Poesías

AÑOS QUE PASAN...

Padre que estás en los cielos...
Así empezaría este poema
rezando a tu gloria santa,
para ti, papá,
pues así te veo,
como Dios reencarnado
en mi vida hecha un extraño teorema.
Una incógnita innominada.
Niño feliz,
joven amante,
aventurero por fin
y hombre fascinante.
Has estado en todas mis etapas,
hasta en la de niño-adulto,
hasta ahora, en mi saga,
que pronto pasará a ser única,
independiente
y rica de magia.
Conmigo fuiste padre
y también madre,
pues al perder a ese único amor de mi vida,
al nuestro,
tú ocupaste ese lugar femenino
que tanto necesitaba.
Por cada lágrima que he desprendido
en solitaria existencia,
por ese descubrimiento tan especial
que es mi alma gemela,
tú me apoyabas,
y ahora un año más sumas,
uno a tu eternidad
y otros más para esta andanza.
Es poco hacer solo un poema,
pero si continúo,
Dios me castigará por borrar del mapa
las estrellas y sustituirlas
por tu sonrisa magna.
Esa con la que a veces me dices
a escondidas,
pero que te siento:
"te quiero, hijo mío".
Feliz cumpleaños,
papá de mi destino: mi fiel arma.

© 2017 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

*** *** ***

La frialdad y la calidez de tu nutrición,
con ellas pierdo la razón,
besos de conversación,
miradas de placentera perdición,
tus caricias me saben a un nuevo latir por ti,
en tu emperador corazón.
                                                                        
Espero que seas mi dominio,
no quiero otro camino,
si no eres tú el mío,
entonces que tu alma sea mi eterno destino.
                                                                     
Omnipotente ángel
y demonio de devotas verdades.

         ***      
El perfume de tu vida me absorbe,
rimamos cada vez que el sol nos acalore.
Esconderte en mi abrazo,
escudriñar mis latidos,
cada uno dentro de tu nido,
feliz en mi amparo,
y yo, naturalizado en tu misterioso y silencioso canto.

Escribirte un beso,
desplomarte un bombón en tus sentimientos,
construirte los deseos,
o mejor aún: un anhelo.
Uno de esos que se leen en tus labios,
que quieren un “te amo”,
que dicen un olor del pasado,       
una mirada sin palabra de cuando
estuvimos a punto de separarnos.

Soñarnos y dormirnos,
más temprano que otras veces,
todo es para vivirnos enteramente,
de afuera hacia dentro,
como tus besos, que me dejan sin aliento.

El amor no tiene tiempo,
¿por qué se empeñan en hacerlo testamento?
No muere ni se hereda,
y tú eres mi otra conciencia,
mi otra diferencia,
mi ciencia,
mi alma gemela verdadera,
una que me tienta sin yo poner resistencia.

Eres eso que busco,
eso que no creo,
eso que aparece cuando siempre lo deseo,
eso… No eres un objeto.
Eres mi propio secreto.
Mi Amor Eterno.

***
Los paisajes de la naturaleza no son los únicos hermosos,
sino también los del interior de las personas.

El amor y el matrimonio.
Dicen que la enfermedad del amor
se cura con el veneno del matrimonio.
Equivocados desgraciados.
¿Qué ocurre entonces con los ancianos?
Ellos saben lo que es la pasión, sin dudarlo.

Os contaré una teoría rimada
sobre el amor y una fórmula inesperada.

Lo que un cien por cien es el amor,
el matrimonio es esa fórmula extraña,
una que hace huir el cariño.
Lo esconde en un torturado destino.

Un anillo no significa casamiento.
Un beso sí es el matrimonio perfecto,
donde la seducción fluye sin descuentos,
al completo y a todo momento.

El amor es la evolución
de lo que el matrimonio es su valor,
uno con un miedo tenaz,
una voluntad que empuja hacia la libertad
formada por dos en uno.
Lo que se denomina alianza inmortal.

Una buena teoría
expuesta en inéditas líneas.
Espero que con esto,
un “contigo para siempre”, me digas.

El Génesis de Eterno: la Supremacía Romántica.

***
La línea de tus labios firman los míos,
devoran tus nutriciones que me dan escalofríos,
tan jugosos de desafíos,
tiernos y carnosos de poderíos,
deseosos de excesivo señorío,
que codicio sembrar en ellos,
mi ley de amor en tu romance infinito.

Amarte sin piedad.
Veo a través de los corazones,
y en el tuyo, hay romántica pasión de verdad.

¿Sabes algo?
Me gusta soñar en tus labios.

***
No quiero dormir en tu seno,
 no deseo soñar tu cuerpo,
envidio ser tu tiempo
y lo que no lo es, también es nuestro momento.

Tan solo con esas cuatro líneas,
ya eres mía.

Flamante doncella,
mis únicas caricias que devoran tus piernas
son las que adoran tus estrellas,
las que igual no soy capaz de beberlas,
pero podré casarlas con mis lunas eternas.
                                                                 
Sí, casémonos con tus llameantes besos,
no quiero objetos anillados, solo tus ojos que me dicen: “te juego”.
Un abrazo y millones de profecías hasta exterminarnos,
superar tus fogosos rugidos
y engullir tus ardientes sentidos sin dejar de succionarnos.

Todos míos.
No te voy a dejar ni uno vivo,
y cada uno que vale oro con innumerables destinos,
el mío es tu sacro-maldito periplo.

Dejémonos de sensuales musas,
exijo que seas la mía en mi ducha,
la de las cascadas de corazones que laten por tus luchas,
victoriosas en tus leyes
y románticas en mis omnipoderes.

Poetizarte no me espera,
pero sí apetecerte por cada rincón de tus tierras,
mareas, huracanes, seísmos lujuriosos e insuperables fuerzas,
impetuosa supernova de tu luna llena.
Llena de potencial,
creciente de fauna brutal,
menguante de lenta sensualidad
y arrasadora de nueva vitalidad.

Que el sol no quede atrás.
Y yo soy tu crepúsculo, además.

Licántropa mía,
tocar tus labios con mi vida,
eso me es poco,
pues necesito tus vitaminas,
proteínas y bombas lascivas.

Robarte el alma,
convulsionar tus ansias,
fulminar tus furias tan apasionadas,
oírte los deseos,
mirarte los besos,
soñar tu cuerpo
y dormir en tu seno.

Al final me has convencido,
pues, por lo visto,
he pecado con estas rimas desde mi mismo inicio,
tan apoteósicas de voluptuosos ciclos.

***
¿Has llorado?
¿En qué he errado?
Dime, por favor, ya que no puedo ser de tu agrado
sin que, al menos, me dejes cristalizar
uno de tus llantos,      
convertirlo en un colgante
para que descanse en mi corazón
que tu tan poderosamente atesoraste,
y ya abandonaste.

No soy un ángel,
no tengo armas ni escudos,
sin embargo, poseo un mejor seguro:
un amor puro,
el que te borrará los pasados duros,
los presentes oscuros
y un futuro inmaduro.

Desplomas lágrimas sin yo saber
lo que me intentas defender.
Dime por qué,
yo no lo sé.

Me caigo de lluvias en mis ojos
compartiendo diluvios con los tuyos
y los torrentes suicidas de los ángeles,
caídos y lamentables,
empapándonos de desastres sobrenaturales.

Ahora son diablos de tus agónicos estandartes.

Granizos que desgarran tu todo
y yo me despedazo por tu amor como un loco.

Haré con cada uno de tus lamentos un arca,
una que viaje al olvido de tu alma,
y luego, a un abrazo sin miradas,
solo sentirlo con una invisible palabra,
que no te voy a decir, pues creo que ya la extrañas.

"Lo siento".
Mi pobre amada.

***
Tu nombre en mi boca sabe a gloria,
el mío en el tuyo, es mi derrota.

El éxtasis de tu silencio
nos amanece un amor perfecto
con besos sin remedio,
todos ellos involucrados en tus conquistadores momentos.

Vacío me siento
y tu vino no tengo.
¿Qué clase de rima es este inicio sin fundamento?
Tranquila.
Solo es un buen aceite con un maravilloso principio hacia lo eterno.
O el de un viaje por el destino secreto.
Tal vez al infinito destierro.
¿Qué hay después de eso?
Pues lo que te divinizo en este silencioso trueno.
¿Y luego?
No lo sé.
Soy un hombre, no un ente de jeroglíficos abiertos,
solo tu acertijo sin tiempo,
uno de tus aceites tan relucientes,
que bañarme en ti,
sería el placer de conocer innumerables mundos,
aunque solo prefiero el tuyo,
donde mi evolución
es nuestra perpetua vida, juntos.

***
Dejé mi espada en tu armería,
ven a mis tierras y dormiré en tu soberanía.
Cuida de mi corazón,
lo he dejado contigo
para que lata por tu alma
en vez de por mi eterna magia y saga.

Te extraño en mi abandonado tiempo,
te pienso, aún teniéndote delante de mi espejo,
te silencio esos traidores “te quieros”,
te acaricio desde muy lejos,
te abrazo en el olvido,
te susurro un beso,
te digo una pasión
y te hago un invisible amor.

Eterno y Génesis: el Armagedón Seductor.

***
Diluviados mis ojos por volver a verte,
codiciarte y devastarte el ansia antes de que me despierte
en tu corazón y sepa que ya no palpitas mi fuerte.
Latir por ti y tú por mí, ya no me vale como suerte.

Extinguir tu espíritu,
aniquilar la avaricia de tu jugo,
calcinar tu pasión de mi obra que en ti dibujo,
efervescente, convulsionas en mi embrujo.

Sí, bruja eres de mi rito,
conspiras contra mis infinitos,
me divorcias de tu amoroso seguro,
huérfano me siento,
y yo solo te escribo: "te quiero".

Aleja tus acertijos de mi vida,
estás despedida de mi sempiterna herida,
una que yo me hice
por tu causa, engañosa sílfide.

Eres mi muerte
y no deseo seguir viviéndote.

Muchos anhelan que el viento les bese con tu nombre.
¿No es mejor que tu céfiro los adore?
Yo prefiero huracanarte con mi orden
y deshacerte antes de que mi alma robes.

***
Soy el romántico apocalipsis de tu condenación.
Olvida mi nombre,
desaparece de mis dones
y jamás me adores.

Me llevaste algo de mí,
pero yo de tu caos insuperable, por fin,
te arranqué el corazón de tu ruin jardín,
ingrato paraíso al que llamé una vez: “mi doncella de serafín”.

Ahora lo tengo y disfruto con sangrante ambición de sacromalditos emperadores,
exprimírtelo hasta que lluevas rojas cascadas de tus mancillados y ennegrecidos ojos innobles…

¿Para qué te cuento todo esto?
No es cierto.
Te dulcifiqué la vida,
y tú la mía, me la llenaste solo de ira,
pero ahora, me da lo mismo que me burlas con toda mentira.

Poseo lo que más anhelo,
y tú, danzante sirena de sirocos y volcanes de hielo,
que sepas que te sigo queriendo.

¿Un beso?
No.
Solo un deseo:
adiós, mi doncella que ya no sueño.

***
Tus caricias son mis lamentos,
tus besos recorren mi cuerpo,
mis brazos son tu sustento
y los acoges como un dulce alimento.

Almas erradas,
ahora unidas más que nada,
todo fundido en tus deseos,
míos y siempre eternos.

Tu sed huele a mí,
tu lujuria, a festín,
tu sueño es mi supremacía
y tú, mi ley de avaricia.

Te siento lo mágico,
es tan revolucionario,
que me electrificas con tu infernal látigo,
uno que chasquea: “te amo”.

Te oigo los labios,
“devórame con omnipoder literario”.
Querida mía,
te voy a llevar a mi éxtasis romántico.

La Revolución del Amor Eterno.

***
A mi lado eres mi amanecer,
por cada mañana te halago
ese tacto tan despacio,
y te desayuno sin dudarlo.
                                                                          
Ese placer de no dejarte escapar,
un momento tan sensacional,
de oro sublime,
o más bien un arca fulgurando tu diamantino desatar,
entregándome una caricia en mi cuerpo,
un detalle como un “te deseo”,
y una recompensa inmortal uniéndome en tu secreto.

Eres mi tierra,
provocativa reina,
hecha con besos de urgencia
y pasión sin ciencias.

Tu mano entrelazada en mi vida,
una mirada que nos eterniza,
en ella puedo ver nuestra profecía,
y tú en la mía, algo que jamás sentías.

Mientes tus lujurias,
no me importa, pues yo te regalo música,
una sin letras,
solo con lengua;
un nutritivo idioma
con mucha guerra.

Bélica fémina, vivo ebrio de amor y drogado de exaltación.
¿Te digo algo bonito?
Tengo fiebre.
Espero que me revises con un beso,
me ingreses en tu seno
y me operes con un: “te quiero”.

Nunca me des el alta,
pues ambiciono vivir por siempre y congelado
en tus lágrimas llenas de felices almas.

Paraíso mío, envidio tu destino.

***
Indestructible amor eres.
Tu exterminadora seducción me precede,
tus lujosas artes místicas me pueden,
significas mi obra maestra más omnipotente,
oh, sí. Eres mi prohibida danza indecente.
                                                               
Contigo haría los siete pecados capitales
en esta cuna de leyendas tan conquistadoramente sensoriales.

Empezando por la Pereza,
descansaría en tu cuerpo de salvaje naturaleza,
llegando con Envidia hacia tus inmencionables riquezas.
Gula sería mi presteza,
continuando con la Ira,
proyectándola dentro de tu vida
para oírte rugir de placer, perdida,
y después utilizar la Avaricia, llenándote de enigma.
¿Y el Orgullo?
Es mi espadón
para hacerte la Lujuria con grandiosa extinción.

Aniquilada no has quedado, insaciable mía,
y me encanta, ya que ahora llegan las virtudes
de nuestro vigoroso romance que nos funde.

La Humildad de besarte con dulzura,
la Generosidad de abrazarte con ternura,
la Caridad de regalarte libre galanura,
 Templanza en nuestra erótica hambruna,
Diligencia en lúcidos sueños de sensual bravura,
obteniendo la Castidad que nos oportuna
en la Paciencia de eternamente sellarnos en una runa
que escriba: “te amo, y moriremos en una sola tumba”.

Eres mi armadura roja,
doncella de mi cultura de supernova.

Eterno y Génesis, el dual Origen de la Pasión.

***
Puedo dibujarte la vida,
puedo enseñarte muchas rimas,
soy capaz de engendrarte extraña sabiduría,
sensibilidad y pura fantasía,
realidad y magia distintas,
música, omnipoder, divinidad, abismo
y erotismo en constante cascada fluida,
roja de amor y verdadera de pasión unida,
a ti atada, glorificada y exilia,
pero lo que más te siento
es nuestro secreto de amor de profunda tierra mística.

***
Eternizas mi alma,
bendita parca,
la corrompes con tu guadaña,
de sirena ilustrada.
arte venusiana
y dulce como mi luna llena apasionada.

Exijo una respuesta de tu amor,
bruja poderosamente hechizante,
tu sortilegio es mi trance
y el místico esoterismo de mi corazón.

Latiré por ti cada vez que me mates
con tus caricias arraigadas a tan distantes,
fuera de mi tierra sin cosechar,
tu guadaña siempre me ha de sembrar,
nuestra eternidad.

Poeta legendario y escritor eterno.

***
Rimar contigo es imperioso, pero también tiene su guardia.
Intentemos alguna nueva sensación, una exquisitez con mucha audacia.

Erase una vez una lágrima,
una de esas felices y entusiastas.
Viajó a un tren sin vuelta,
solo con billete de ida y con mucha distancia,
una que ya no regresaría
a un libro de cariñosas páginas.

Esa lágrima era un cuento,
una fantasía con demasiada magia.

Conoció a otra como ella, un llanto de fuerza.
Se enamoraron y lloraron riquezas,
unas que soñaban despiertas
y siempre vivirían sedientas.

Pero en un futuro próximo,
nuestra aventurera lágrima
sufrió un aniquilador dolor melancólico.
¿Por qué?
Empezó a llorar por todo,
aunque más por su amor roto.

La lágrima murió en vida lluviosa,
acompañada por un aluvión de ira,
una misericordiosa
y repleta de seducción misteriosa.
Los ángeles diluviaban con ella,
caídos, por supuesto, como nuestra pobre y fallecida doncella.

Esa historia es hermosa,
pues denota existencia valerosa,
una que un día exilié,
pero contigo, recuperé
con uno de esos besos que te dijo: “volveré”.

***
Juguemos un poco. Puede ser picardía o una seductora rima,
una exquisita, o yo la llamaría: “el alma te devoraría”.
                                                                             
Empecemos por tus sonrisas,
esas que me dicen: “me admiras”.
Me encanta suavizártelas,
eternizarlas y, tal vez, me olvidaría
narrarte una saga sin vida,
pero de fulminante pasión te vestiría.

Vamos ahora con tus ojos,
son hermosos,
o mejor dicho, omnipoderosos,
siendo el izquierdo mi amor-odio
y el derecho: nuestro eterno matrimonio.

No creo en anillos, solo en nuestro beso,
de eso, sigue tras tus ojos tan jugosos.
Dicen que una mirada de serafín es brutal.
Querida saga mía, yo te narraría que es verdad,
o tal vez algo mejor: mi profecía celestial.
En ella te puedo lujuriosamente cautivar.

Vamos con el éxtasis.
Gobernadora mía,
bruja de todos mis días,
eres perfecta, pero es un problema,
y tu belleza me fascina,
sin embargo, me olvida.
Me olvida decirte una auténtica rima,
una donde nos soñemos, dormir en tu ira,
furia maligna, la devota, no la destructiva,
conquistada en mis redes, no me hizo falta más,
solo un banquete poético, aunque no me gusta ya,
pero ahí estás, mujer de mi emblema universal,
fuera y dentro de mí diciéndome un beso,
uno que yo te prometo… No, no creo en eso.

Las promesas se rompen, y lo que yo te ofrezco
es mi cielo eterno.

Tu origen es mi génesis, emperatriz mía.
Mis “te quiero” y “te idolatro” son escasos,
pero en tu nutrición,
lo que más me gano,
es nuestro destino, no en vano,
sino uno devastadoramente firmado
en lo más apasionado
de nuestro secreto conjurado,
uno al que yo llamo:
“no me perderás, mujer de mi romántico estrado”.

Eterno y Génesis, los orígenes de mi dualidad.

***
Te dejaré de amar cuando un escritor sea capaz de escribir sangre de lágrimas,
narrando tu nombre cual puñalada brutal, o más bien sablazo letal,
uno mortal, traidor, egoísta, incomprendido y equivocadamente monumental.

He leído algo sobrenatural,
no me hizo ninguna gracia,
pues ese amor estaba totalmente errado en mí
y escribió herejías contra mi inicio, duración y fin.

Te deseo, pero no esperes que sea lo que tú anheles,
no conjures contra mis omnipoderes,
orgullo dime, me lo trago,
sin embargo es mejor que pecar como alumno y maestro en tu mal halago.

Conmigo no se juega,
doncella de atacantes poemas.

Me has demostrado que permaneces como todas,
ya no lo aguanto. Fuiste cruel,
ahora una venganza infiel,
que recaiga sobre tu fe.

Cortar por lo sano,
sin letras de falsos,
que como yo vea una,
tu mundo quedará aniquilado.

***
Simple y directo:

Hola, aquí estoy,
espero no haberte hecho daño,
pues eso no soy reencarnado,
sino tu amor, a tu corazón, eternamente sellado.

***
El tiempo grita: “adiós”.
El corazón late: “no te vayas, por favor”.
El cerebro dicta: “ahora, nueva vida sin compasión”.
El alma comprende: “me has destrozado el perdón”.
Y yo, te digo: “te deseo y extraño, mi amor”.
Los cinco ejemplos del pentágono de una humillante redención
para nacer un renovado valor
en busca del lucero de tu secreto y divinización.

***
Pensarte estés o no,
olvidarme en decirte:  “te quiero”.
Perdona, pero al menos en esta mañana,
despertarme contigo,
y ya estás dentro de mi alma.

***
Injuriada tu eternidad,
¿olvidas lo que es tu vitalidad?

Eres mi estigma,
produces poco amor y demasiado dolor,
uno con el que puedo jugar de maravilla,
tu odio es mi pasional rencor.

¿Amor? Lujuria y devoción,
dime un beso y te susurraré un abrazo,
uno que te empale el corazón,
y te gobierne mi exiliado estrado.

Ahora, tu perfecta eternidad
es nuestra renovada vitalidad.

***
Qué perfume no regala besos resueltos,
tu abrazo no llega a un buen viento,
pero sí que obedece a un perfecto firmamento,
al nuestro.               

Diosa de todas, eres un sueño,
uno del que formar hermosas pesadillas,
ricas todas ellas cuales fortunas en constante vuelo,
miro a una y observo una maravilla:
valor eterno.

Esos días en los que estamos lejos,
a veces pienso que estoy muerto,
vivo en tu lujo secreto,
e inmortalizado en tus bellos recuerdos.

***
Ira tremenda que desprendo por tu mundo,
fuego inquieto y supernova del Apocalipsis,
te vas de mi vida diciéndome nada puro,
¿para qué amarte, si luego huyes de mi culto?

Mi ritual no te favorece,
tu vigor me desaparece,
tu pasión se me desvanece,
adiós, viejo amor que perece,
volveremos a vernos si me perteneces.

***
De los cuatro amores que poseo,
uno eres tú, mi sustento,
el otro, tu corazón bello,
el siguiente, tu espíritu perfecto,
y el último, tu beso materno.

Algunos cuentan leyendas,
otros cantan mitos sin riendas,
destinos atados a ti y a mí,
espero que conjures nuestra vida eterna.

Bueno, no todo debe ser tu poesía en mis ojos y amor. Solo en los tuyos, y en tu pasión, puedo conseguir lo que más anhelo.

La felicidad de tu ley.

***
Tus espejos son un mundo,
me gustaría perderme en ti por un segundo,
pedir que me ames, no es mi lujo,
prefiero que te lo ganes, pecando de moribundo.

Un beso deseo de ti, oh, reina de mi detalle oscuro,
luz de tu fogosidad ahoga mi magia,
espero que sepas que tu cuerpo es mi desnudo
y tu alma, mi pobre infortunio.

Eres mía,
doncella fría,
cálida de vieja vida,
omnipotente de mi eterna fantasía
y majestuosa para mi dulce dicha.

***
Uh, deleitado estoy en tu bello deseo. O tal vez creo que debería alejarme de ti. No, no quiero vivir en ti ni fuera. Me haces daño.

Impuro corazón o fantasioso amor. Existes pero eres irreal.

Aquí te dedico algo especial:

Oscuridad eres para mis saberes,
conocimiento impropio de mis deberes,
deberes que no hago porque me adormeces
en tus brazos llenos de efusión con inefables creces.

Me puedes y me hieres,
yo también te duelo, ya que quieres,
me oyes un beso y te fulmino el cuerpo
donde nuestros mundos solamente son infieles.

Pecar sin ti no es virtud,
hacerlo contigo es todo un lujo,
¿por qué rimar? Soy un búho.
Esa me fue una rima fatal. Lo dudo.

En fin, gobernadora mía,
duerme esta noche por siempre,
que mañana será otro día,
para poder doblegarte eternamente.

***
Me acabo en vida,
tu existencia la tengo desunida,
alma descosida,
poema de esencia incomprendida
y tú me amas a leyenda repetida.

Repetida eres,
por todas partes me sientes,
quiero soñar lo que me cuentes
y dormir en ti por siempre.

Siempre te enamoré,
ahora solo te abandoné,
sin embargo inmortalmente te querré
para luego ser tu eterno omnipoder.

***
Hagamos un pacto,
no, eso es de mucho infarto,
prefiero ser tu mito legendario
antes que morir sin tu preciado pecado.

Lo perfecto no existe,
no obstante, eres mí hermoso cisne,
uno donde nunca de tu amor irme,
exquisita doncella de mis imposibles.

Pitonisa mía, mejor licántropa, anhelo,
me encanta cómo aullas en el tiempo,
tu fauna eterniza nuestro momento,
te deseo, y tu ley es mi rezo.

***
Experimento en tu inocencia,
una caricia no es solo tacto que silencia,
sino una agradable experiencia
y un recuerdo de mi causa a tu consecuencia.

Un abrazo para tu devoción,
encerrado en tu habitación,
si me alejo de ti, no te preocupes,
ya me he sellado la primera vez en tu corazón.

Un beso prohibido,
fue el invento de uno de mis vecinos,
uno se llamaba amor frío,
y el otro, pasión para tu éxtasis divino.

Las promesas son falsas,
no me hagas perder la cabeza,
obedezco tu imperio con lujuria sin fuerza,
doncella y eternidad mía,
deseo entrar por siempre a tu luna llena.

***
Siempre eres mujer y me adhieres con lava de beber,
tú, mi doncella simbólicamente diabólica,
mi emblema de fe y mi néctar de insaciable sed,
firmas mi imperecedero poder.
                                                                               
Pasemos ahora al hombre, alguien que obedece a pobres,
¿por qué tanta feminidad y no una apoteosis monumental?
Soy tu embrujo de paraíso sin flores,
no seco, sino lleno de infinitos amores.

Cicatrizas mis dones y los llevas al firmamento de todas las pasiones,
obsequias promesas rotas. Yo, solamente te quiero en mi joya.
Mi reloj del tiempo te vale como perdiciones,
lo cambias a un futuro repleto de glorificaciones.

Siguiendo con esto, podría continuar por tus calores,
matarte a besos y crucificarte en mis religiones,
ciencias cualesquiera para tus sirenas canciones.

Llevé un mensaje al viento,
ese que me dijo tu nombre,
uno que me susurraba: “Silencio”.
Al final, me bautizó con abrazos en licores.

Una lágrima dejé en tu pecado,
una que se escribió en ti,
espero que me la leas con tu voz de espíritu legendario,
pues así viviré en tu majestuoso imperio innominado.

¿Sabes una cosa?
Poetizarte es una vida lujosa.

Poeta eterno y saga propia

***
Expiro en tu fe,
devoción de mi ser,
tu beso de sensual mujer
es la musa de mi poder.

No todo tiene por qué ser romance,
a veces, tu cubierto cuerpo es mi trance,
lujo con todo detalle,
inmaculada doncella de mi arte.

Poco tengo pero mucho me engrandeces,
sin palabras, consigo dormir en tus amaneceres,
soñémonos siempre
y mañana, volveré a quererte.

***
Hagamos el mejor poema del cosmos,
pero soy uno solo,
no podría sin ti,
¿por qué siempre estoy enlazado a otro?
A tu corazón, de ningún modo.

Cuerpo, piel, textura, hielo y mujer,
todo eso no me vale para comer,
avaricio nutrición tuya,
engullirte a abrazos y fomentarte el perfecto placer,
uno sin goce, solo con hacerte perder,
me basta para tu universo, al mío, coser.

El mar nos enjaula,
¿te cuento una historia sin mis insolentes amenazas?
Una que tú siempre me enlazas
y me acabas enamorando con tu rosa caramelizada.

Erase una vez tú, mujer,
que me intrigas perpetuamente,
nos lujuriamos en nuestro propio idioma,
uno que solo nuestras muertes entienden,
enterradas en la arena de una playa…
No, mejor sepultados en las hojas de tus mañanas.

Eso es poco. ¿Qué me pasa?
No soy capaz de rimarte a la perfección,
ya se me van las ansias,
sin embargo, puedo quererte mejor,
con esta historia de amor,
que se me escapa con mucho temor,
por Dios,
necesito tu dolor,
es mi pasión,
dulce bombón
y brutal beso de cañón.
¡Increíble explosión!
Lujuriosa supernova y femenina atomización.

Recupero poco a poco
tras terminar nuestra historia escasa,
no me importa, la convertí en poema en llama,
una de vela, o mejor dicho: de alma.
Una leyenda, es poca caza,
la que te persigo
por cada reino de tus miradas.

Siendo solo uno, no me salió el mejor poema del mundo,
pero al menos, estás en mi fruto,
ese que se llama,
amor profundo.

***
Dedico tus abrazos,
antes de caer en pedazos
a tus fundiciones de un plumazo,
me desterraste de tu vida,
de un portazo.

Sentimiento roto por un latigazo,
todavía tengo la poderosa herida de tu arañazo,
uno que conservo como dulce sablazo,
fuego ardiente y corazón hechizado.

Me has perdonado,
yo no podría porque te he errado,
mi espíritu deseo que esté maniatado,
para no volverte hacer tanto daño.

Recuerdo derrumbado,
abandonado y olvidado,
espero ser de nuevo tu campeón logrado,
antes que morir como un pobre diablo.

***
Algo que te dedico:
Los diccionarios del mundo son demasiado furtivos,
vocabulario clandestino,
seducción que te escribo
e idioma definitivo.      

¿Sabes cuál es?
Uno que dice nada,
uno que no habla,
uno que siente y calla,
uno que sella letras para formar frases de sagas,
párrafos e historias,
secretos de magias,
uno que enlaza una lengua viciada.

El mejor “te quiero” del mundo,
el que nos adora nuestras ansias,
tú en mi boca, y yo en tu alma.

Eterna lujuria mía,
eres mi romántica supremacía.

***
Llantos de meteoros,
flamas mortales que funden nuestros triunfos pasionales.

Hacerte el amor de fuera hacia dentro,
convulsionarte por cada parte de tus deseos,
oírte estallar de implacables celos,
devorarte el alma sin miedo,
engullir tus besos,
ansiarte el cielo
y enamorarte a continuo placer suculento.

Fulminarte todos los sentidos,
derretirte en noches extrañas,
¿por qué lo son?
Tal vez la oscuridad nos atraiga
con hambre, sed y lujuria ilimitada.

Respirar por ti cuando te pienso,
latir de ti cuando te fortalezco,
vivir en ti cuando te gobierno,
soñar sin ti, de amor me muero.

La Erótica Nocturnal.

***
Ese tiempo de estar lejos,
ese ciclo de permanecer tan cerca sin vernos,
ese anhelo de estar juntos,
ese momento de tenerte en mi mundo
y no poder por la realidad que nos destruye a cada segundo.

¿Sabes lo que es de verdad?
Que puedo latir por tu eternidad.

***
Tu eterno con mi eterno,
hagamos de esto un sueño de sueños.

Me lo arrebataste todo,
abandonaste mis mañanas,
te llevaste mi corazón y mis jeroglíficas magias.
Me lo exterminaste de algún modo.

Bajo los aluviones de los ángeles,
caídos,
permaneciste lloviendo en mis ojos, diablos malditos,
degusté tus llantos de olvidos,
amparé los engaños de tus bélicos halagos locos,
los amamanté por cada extinción que me decías: “ya no hay nosotros”.

Doblegada tú en mi pecho,
mi abrazo, ¿para qué hacértelo?

Tus cristales de negra y blanca agua son los míos,
llamémoslos lágrimas de tu traidor romance diamantino,
uno que ahora pesa en mi amuleto perdido,
exiliado de tu amor prohibido.

Te vas, ¿y nada más?
Adiós, soberana mía.
Y en dos segundos regresas.
Vaya sorpresa.
¿A qué?
“A recuperar nuestra profecía nueva”,
me dijiste eso con torrenciales tierras muertas,
que ya no pude negarte mi existencia entera.

Ahora enriqueces mis recientes lamentos,
con los tuyos, viejos de tormentos
y afortunados de unión con imperecedero tiempo.

Bajo esta lluvia de serafines,
solo uno llora de felicidad,
eres tú, mi innovadora vitalidad,
la que volvió sin dudar
a mi néctar pasional.

“Te amo, origen de mi verdad”.
Esas palabras tuyas,
jamás las dejaré marchar.