martes, 31 de julio de 2018

Asolado

No me hagan caso,
no soy nadie al que importen,
no existo en el tiempo, no ando,
no ceno de la vida,
no poseo nada de lo extraño.
Olviden mi ser,
mis cosas, mi destino malo,
mis bondades que una vez fueron perfectas,
y ahora todas han terminado,
por culpa de Dios y su perfume de ego.
Bendito juego de mano,
busquen alguien nuevo,
yo ya no sirvo, soy en vano,
pues me han destruido,
me han devuelto al fango.
Me han tratado como una bayeta
que ni es capaz de limpiar el fracaso,
solo se moja más de ponzoña,
de odio, rencor y más asco,
solo merezco vivir en otra muerte.
Allí en soledad, repudiado,
con dedos de justicia a mi alrededor,
todos ellos me apuntan, acusado
de ser el peor ente de la vida,
de un tiempo maleducado.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

jueves, 26 de julio de 2018

A dónde van tus pies

Me enviuda el ánimo,
se desalienta el sol,
llueven las tempestades,
el cielo pierde el control.
Nefastos son los días,
mi alma duerme como un caracol,
la meta ya no está lejos,
ya veo en el horizonte ese farol.
"¡La felicidad!", dicen algunos
que viven bebiendo del alcohol;
ojalá fuera yo líquido,
uno que por dentro huele a etanol.
Puede que estalle de agua ardiente,
si algún día me hallo sin mi rol,
entonces me serviré a tus pies,
calzada siempre de eterno charol.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

martes, 24 de julio de 2018

Saber es poder

Supe que eras la yema de mi alma,
enhebras mis poemas
en la uña que sigue mis letras,
en la lágrima de nuestro corazón.
Supe que eras el molde perfecto
que adecuaba mi vena en tu vida,
me servías la sed del destino,
me aullabas el nombre de la pasión.
Supe que estabas ahí, oculta, en secreto
como cartografiada en un mapa en código
que ni el César pudiera gobernar,
o ser descubierto por el gran Colón.
Y ese Da Vinci, ni siquiera dibujarlo en un boceto
en el que desentrañar nuestra anatomía,
unidos y separados por tintes gemelos
en papiros de un viejo artista que nunca murió.
Te encuentro en un libro desértico,
empiezo a escribir la memoria del mundo
en los labios del planeta, los tuyos,
los que me ordenan entregarte mi amor.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

domingo, 22 de julio de 2018

Mi universo

Un pensamiento que surge de lo fugaz,
le da la vuelta al mundo,
lo hace de fuego, en agua de mar,
lo extraña tanto en esta alma,
por el amor, de todo sería capaz.
Veo el universo, en la terraza del sueño,
observé tu figura contorneada en la faz
de este planeta tan nimio, esquivo,
secreto de estrellas, como las de mi paladar.
Ese cosmos tan ecuménico de mis ojos,
tallados en las líneas de Nazca de Dios y su paz,
allí arriba, fotografiado en tu luz,
ahí te vi, sonriente, perfecta en mi felicidad.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

lunes, 16 de julio de 2018

Mi rincón especial

En el valle de la paz
escribo poemas para un dios,
el que se hace llamar Amor,
el que enhebra abrazos y un beso.
Viajan estas letras a donde vivo,
a la mujer que llamo mi hogar, mi rezo sagrado,
a ese perfume de su piel:
su sudor del que siempre me impregno.
Bautizado por ella, vida tras vida,
bajo las tintas de estas almas,
las que yo leo como Apocalipsis al Demonio,
y tú las lloras como anillo a tu dedo.
Vuelan estas letras a ese lugar que corono
como el cosmos del cosmos,
uno solo mío, de mí,
a la mujer que es mi espejo.
Me titulo como guardián
cuando le doy la espalda al sol
y me transformo en su noche,
al entrar en tu dulce sueño.
Letras que a ojos enamorados
contemplan el sentido de las estrellas,
de lo que no soy capaz de entender,
y lo comprendo todo en tu sonrisa que sostengo.
Palabras que te dan felicidad
como contorno de ojos infantiles,
a esos donde diluvia mi amor,
a esos por los que siempre muero.
Allá donde se desespere mi alma,
allá ya estaré renacido,
en el latido que es mi latido,
a la propietaria de mi amor eterno.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

domingo, 15 de julio de 2018

Mi bote de arena

Dentro de mi bote de arena
tengo todo lo que necesito,
hasta mis enseres más preciados
y el azúcar convertido en grano escrito.
Siento en él poemas, palabras hermosas,
soledad, dolor, destrozo, lloro y grito,
pero además amor, pasión, energía poderosa,
sangre a punto de ser mi propio manuscrito.
Dentro de mi bote guardo recuerdos,
de esos donde te quiero hasta el infinito;
guardo más que eso, en forma de besos,
sonrisas, niñez y, a tus brazos, me derrito.
Arena del tiempo, no escapes,
te sueño para mí, mi cofre bendito,
que si un día el odio me consume,
espero que no te transformes en mi amo maldito.
Reloj de arena, para ti tengo una carta,
un sello azul, la flor de un erudito
y un deseo a pedir:
quiero ser en tu alma el universo, Dios y un mito.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

martes, 10 de julio de 2018

Protector

Como una fuerza universal me atravesara,
semejante al Equilibrio de Dios,
la meditación de un monje budista,
la sangre de la noche de un ninja,
el imperial poder de un paladín
o hasta en la piel de una naranja,
el más hermoso atardecer.
Esa exuberante fuerza que reluce mi ser,
que ni la espada más afilada puede atravesarme,
la pistola más amplia podrá destruirme
o el tanque de grandes lanzas intentará aplastarme.
Esa apoteósica fuerza que nace
en el momento más preciso de la unión
entre alma y corazón, hombre y mujer,
igual al estertor de la felicidad
disparada en forma de poemas a cañón.
Esa suprema fuerza que fluye al ver el peligro,
miedo a la luz negra, valor de fe,
destinada para guardar a lo que más se quiere
como si a mi espalda, llorando como un niño,
estuviera el universo abrazado a mí.
Mi universo, tú, en mis manos te sostengo,
como la sonrisa que me prestas cada día,
o la mirada inquieta de un gato
esperando a convertirse en tigre y pasión.
Esa fuerza, el frenesí de hacer el bien,
de custodiarte del azote de millones de peones;
esa fuerza que nace de mi origen
cuando tu corazón me pide amor entre lágrimas;
la que me das en textos sagrados,
escritos en letra de felices aguas.
Yo, con orgullo de cachorro de dragón,
que no te falte la luz de mi palabra,
ni mi alma: tu eterno protector.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

lunes, 9 de julio de 2018

Allí estaré

Veo todo el universo en tus ojos,
ahí, donde estoy siempre,
donde me pertenezco, mi felicidad, mi hogar:
tú, la mujer que necesito buscar.
Allá donde los animales viajen,
los pensamientos se distraigan,
los odios se conviertan en descanso eterno,
las muertes sean vidas perfectas
y los jeroglíficos de lo ecuménico
por fin se dignen a escribir nuestro único nombre,
allá, allá estaré yo, en tu corazón.
Los latidos de él me permiten vivir,
siempre lo han hecho, siempre lo harán,
aunque esté muerto...
Muerto en tus brazos,
en el omnipotente amor que tanto te debo.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

martes, 3 de julio de 2018

Fuego Eterno

Uno de esos vientos radiantes
que azota el desierto, montes, volcanes
o los cimientos de los mundos jamás pensados.
Por el magnífico Grito de Munch,
el que avivado cruza tus besos,
estalla en los míos, tan deseados.
Pide testamento, pues aquí no habrá paz,
solo guerras, faunas con colmillos de agua,
dioses en busca de tus ojos enamorados.
Embiste con el monarca león, tigre,
jaguar, elefante o la sabana entera,
si en ti hallo los poemas más asalvajados.
Dios es mujer
en boca de tus deseos,
en rezos de los desesperados.
Ávida, devastadora en nuestro imperio,
cede con tu abrazo hervido
el anillo que nos hará desposados.
Junta, discrimíname, furia conmigo,
forma con tus uñas a Nazca en mi espalda,
sé mis enigmas más soñados.
Bautizada tu alma,
Vía Láctea acunando tu corazón,
ahí estoy yo, mi hogar, mis destinos eternizados.

© 2018 Elías Enrique Viqueira Lasprilla (Eterno).
España.

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